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Cuando dejaron de ser padres

Es verdad admitida que los padres modernos ya no ejercen una tutela mayor sobre sus hijos, como era tradicional.

Renunciaron a su papel o capitularon ante la rebeldía de una generación que los consideraba “viejos tostados”, desfasados de la realidad, incapaces de dar un sano y correcto consejo a una juventud que tiene su mirada fija en un futuro bonancible, no en las humildades o miserias de sus progenitores.

A causa de esta deserción de la responsabilidad paterna, orientar y encauzar a sus hijos por los mejores caminos se ha hecho difícil, poco menos que algo imposible o impensable.

Los jóvenes, y esto es un sentimiento natural y lógico, desean vehementemente ser autónomos, libres para decidir, sin importarles mucho lo que sus padres les aconsejen para evitar que incurran en los mismos desatinos en que estos cayeron en el pasado.

Tal vez porque se ha perdido el acompañamiento padre-hijo es que presenciamos, frecuentemente, los tristes resultados que ocasionan los episodios en que los jóvenes caen fácilmente en las adicciones más nocivas, en un sexo temprano y sin responsabilidades, en el desgano por los estudios, en un sedentarismo propio de personas afectadas por algún trastorno mental o de conducta, en el consumo de alcohol sin medida o en el encanto de vivir la vida todas las madrugadas a contrapelo del debido descanso y recogimiento hogareño.

Y de ahí la interminable sucesión de hechos luctuosos que nos traen los accidentes de tránsito por la alta velocidad en las madrugadas, los suicidios, la ingesta de suplementos energéticos y esteroides, sin autorización médica; el vicio de la hookah que congestiona sus pulmones, las pastillas eréctiles, la droga adictiva de una música psicodélica y el pandillerismo de los que se han criado sin valores y sin padres, entre otros factores.

Esto es lo que está pasando y seguirá pasando por una razón muy sencilla: los padres, en su mayoría, han dejado de serlo. Por ende, han renunciado a sus responsabilidades, a sus deberes y derechos en la tarea de educar, guiar y tutelar a sus hijos de la manera más correcta y positiva posible.

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