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PUNTO DE MIRA

El PRM y su herencia política

Los ojos y oídos de los ciudadanos que militan en la oposición están pendientes de los trabajos de organización que desarrollan en el PRM. Esta primera convención pautada para el mes próximo está cargada de augurios, presagios y conjeturas.

Todo porque tienen origen perredeísta.

Cierto es que el PRM nació con dos liderazgos que buscan ser candidatos presidenciales. Es verdad que los dos dirigentes se ocuparon de buscar gente para soportar sus aspiraciones y para crear una organización. Además, es correcto decir que han forma do una entidad, pero sin consensuar principios ni programas, pero todo eso es superable. El nobel partido nada de moderno tiene salvo las siglas que agarraron porque les denegaron la petición original, que fueron consideradas como un plagio al PRD, pero hasta un logo similar adoptaron.

Aunque a lo interior bullen jóvenes con deseos de cambiar los procedimientos heredados, la historia tiende a repetirse con la formulación de acuerdos entre los altos dirigentes que dejan de lado la consulta popular.

Ayer circulaba la información de que Hipólito Mejía y Luis Abinader habían negociado repartirse la dirección. Según esas informaciones, afi rmadas en las aspiraciones de Carolina Mejía de buscar la secretaria general del PRM, el senador José Ignacio Paliza ocuparía a presidencia de la entidad.

Estas indicaciones contrarían las presuntas intenciones de Andrés Bautista para continuar en la presidencia del PRM. Según se ha dicho, ya no tiene el impedimento de haber renunciado con seis meses de antelación para re postularse, pero el acuerdo Mejía-Abinader podría dejarlo fuera.

En realidad, el pacto o negociación, de ser cierto, nada tienen de raro. Lo cotidiano en los partidos es la ausencia de democracia interna. El PRM es una organización que nació divida soportada en dos dirigentes que aspiran la presidencia. Esa bicefalia obliga a tener que pactar todos los pasos políticos de importancia. Por ejemplo, Abinader solicitó a Danilo Medina que se pactara para sacar adelante la Ley de Partidos, pero mientras el pasado candidato presidencial perremeísta aboga por las primarias abiertas, su socio o competidor coincide con el presidente de la República con las primarias abiertas. En pocas palabras, esa intención de acuerdo muere en la cuna. El PRM no puede comprometer una voz porque pensamiento y acción están divididos. Será en febrero cuando se comprobará si el pacto conduce a una convención amarrada. Algo propio de la política local.

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