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Nuevas cárceles

La construcción de dos nuevas cárceles, con capacidad para alojar en conjunto a unos 9,000 reclusos, representa una prioridad de carácter impostergable.

Este es el plan de la Procuraduría General de la República, en respuesta al fenómeno de la sobrepoblación carcelaria, que ya desborda los límites del hacinamiento humano que puede tolerar el sistema.

Las nuevas cárceles vendrían a descongestionar lo que desde hace años es el principal antro de corrupción y depravación humana, la penitenciaría nacional de La Victoria, ahora con más de 9,000 internos apiñados en ella.

Se construirían, según los planes de la Procuraduría General, con los fondos de la multa que paga la fi rma brasileña Odebrecht por sus sobornos ilegales para lograr la concesión de obras multimillonarias en el país.

Consistirían en cuatro módulos, separados entre sí, confi gurados por celdas, salones e infraestructuras que respondan a las características del nuevo modelo carcelario que funciona en más de la mitad de los recintos de esa naturaleza en el país.

Actualmente hay más de 26,000 reclusos, la mayoría en condición de preventivos, con muchos meses de espera por juicio, lo que representa un fenómeno profundo de justicia denegada.

El sistema no cuenta con vehículos sufi cientes para transportar los presos a los tribunales ni hay en el país modalidades modernas de audiencias por teleconferencias, que permitirían a un juez desde su despacho, acelerar los juicios.

En la actual gestión del procurador Jean Alain Rodriguez se han implementado los tribunales móviles para amortiguar el peso de esa realidad en la propia cárcel de La Victoria, donde el problema es más agudo.

Conjuntamente con esto, la Procuraduría ha introducido nuevos sistemas tecnológicos y programas para hacer más efi ciente su misión de prevenir el delito y ejercer un control de los expedientes que maneja y de los imputados a los que se les han aplicado medidas de coerción mientras esperan juicios.

El sistema carcelario dominicano debe someterse ya a una reforma profunda y no hay dudas de que con la construcción de dos nuevas cárceles, más seguras y apropiadas, desbroza la vía de esa esperada transformación.

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