Al rescate del "background"

En mis primeros años de reporterismo, el "background" o archivo de antecedentes, era de imperativo uso para poder ofrecer al lector el más adecuado contexto de una noticia.

No presumíamos de suponer que el lector daba por sabido, de principio a fin, los detalles de un hecho. Había que citar sus orígenes o causas, lugar y tiempo para que no le faltara información complementaria, y esto se resolvía con uno o dos párrafos de estricta síntesis.

El "background" constituía, pues, para nosotros los redactores de entonces, la mejor y más confiable herramienta para citar antecedentes o elementos de fondo que permitieran al lector una visión lo más completa posible de la historia o el suceso reportado.

De un tiempo acá, en la medida en que los textos se fueron reduciendo al tenor de las nuevas tendencias a sintetizar al máximo una noticia en una era en que la imagen y el video son predominantes y preferidos por las audiencias, el recurso del "background" parece entrar en decadencia.

Los lectores o usuarios contemporáneos de los medios de comunicación, sean estos impresos o audiovisuales, se inclinan muchas veces por mirar hacia adelante, sin tanto entusiasmo por los antecedentes, y esto tal vez explique porqué la contextualización no importe demasiado.

Pero ahora percibo señales de que, en verdad, los usuarios de los medios aceptan y valoran los antecedentes y no los desechan, como creíamos.

La muestra más elocuente es la aceptación que tienen las publicaciones, impresas o digitales, que se ocupan de la data. Es decir, del conjunto de elementos estadísticos o históricos que contextualizan un episodio noticioso y que constituyen una rica fuente para el conocimiento.

El sitio web "Ojo público", de Perú, es un modelo de innovación en materia de rescate del "background". En la última asamblea general de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en Salt Lake City, Utah, este equipo logró dos premios a la excelencia periodística.

Uno de ellos fue en la categoría de periodismo de medio ambiente con un reportaje gráfico y textual de una carretera que corta el corazón de la Amazonía, y otro de fotografía sobre las esclavas de la fiebre del oro, ambos soportados en antecedentes que se conectan a realidades actuales.

Ya habían tenido otro éxito resonante al promover investigaciones sobre matanzas de indígenas y actos de corrupción del pasado que, por la velocidad con que se difunden las informaciones, dejaban en el subsuelo de la noticia muchos datos importantes.

El éxito de esta modalidad fue tan palpable que siendo un sitio digital, decidieron hacer impresiones en formato tabloide de esas investigaciones, revalorizando el soporte papel y, más que nada, la relevancia del antecedente y de la contextualización.

Este es un buen mensaje a los redactores del presente, que suelen olvidarse del punto de origen de una noticia cuando están dándole seguimiento día a día o frecuentemente, dejando al lector sumido en interrogantes sobre cómo, cuándo, dónde y por qué ocurrió tal o cual episodio.

El pasado nunca deja de valer, tanto como referencia a la raíz de un problema, como enseñanza para no incurrir en errores en el presente o el futuro porque, según el axioma, la historia siempre se repite. Y por eso tropezamos dos veces.