"La democracia muere en la oscuridad"
Bajo este epígrafe, que constituye el lema del The Washington Post, Martin Baron, su director ejecutivo, nos ha dado las nuevas claves en las que se afinca el nuevo reto de su diario para defender la libertad de prensa en los Estados Unidos.
A nadie escapa que los medios de comunicación emblemáticos de la gran prensa norteamericana han entrado en colisión con el Presidente Trump, que a menudo se mofa de ellos, los llama enemigos del pueblo y propagadores de falsas noticias.
Ese clima de hostilidad que se ha creado entre el y la prensa es lo que ha suscitado temores de que un gran activo de la democracia norteamericana, como es la libertad de prensa, sufra grave deterioro, ya que coincide con un incremento de ataques físicos y amenazas a los periodistas.
Alarmada por el insólito sesgo que ha tomado esta confrontación, la SIP decidió organizar, en conjunto con el Comité de Reporteros para la Libertad de Prensa, una reunión en Washington para discutir con las autoridades los temas que afectan el ejercicio del periodismo.
Pero Baron tiene claro que el The Washington Post es un diario que ha hecho historia con el periodismo crítico y de investigación (ahí esta el ejemplo de Watergate) y que su misión es fortalecer la premisa de que " la prensa es la verdad" y que su pilar de apoyo es el periodismo de calidad.
En un conversatorio que sostuvo con los editores asistentes a la 73 ava Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Salt Lake City,Utah, Baron delineo algunas acciones que ha tomado su equipo para enfrentar las consecuencias de este estado de amenazas.
Una de ellas es la creación de un equipo de reporteros especializados en los asuntos e interioridades de la Casa Blanca para monitorear día a día lo que se dice o lo que se calla, examinar exhaustivamente las declaraciones e informes oficiales del Ejecutivo para detectar si dicen la verdad o pecan de manipulación.
Baron quiere diferenciar el error, que nunca es descartable en el manejo de datos de fuentes oficiosas, de la conspiracion contra la verdad, que son los argumentos en que Trump se apoya para desfogar sus críticas a la prensa.
El propone "hacer mas de lo que hemos hecho" para sacar a la luz las amenazas intrínsecas que gravitan sobre la libertad de prensa en su país, al costo que sea, sin someterse a las presiones del gobierno ni entrar en tratos complacientes con el poder político.
Además, reforzará los reportajes de la realidad, la investigación periodística, tema sobre el cual el Post ha dado lecciones ejemplares, y el blindaje de la verdad, para modificar las percepciones creadas por el discurso de Trump.
Baron ha contratado unos 140 periodistas, en un momento en que las plantillas de los diarios han sufrido las bajas de más de 8 mil periodistas en los últimos años, para dar la batalla por la verdad y el rescate de la credibilidad y la confianza, mermadas desde el proceso electoral del año pasado.
La SIP ha dicho que Trump "quiere moldear a la opinión pública, pero se corre el riesgo de que, como suele suceder en regímenes populistas altamente polarizados,sus seguidores se vayan convirtiendo en fanáticos, lo que puede derivar en conflictos sociales, ya que "del abucheo publico, como sufren medios y periodistas, a la agresión física, solo hay un corto paso".