Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

¡Retomen el diálogo!

Los pacientes nunca entenderán ni justifi - carán que los médicos y el gobierno vivan en relación confl ictiva y que, por ese pleito, los ciudadanos tengan que verse privados de atenciones a su salud cada vez que se realizan paros en los hospitales.

Los problemas de la salud no admiten el descuido o la desatención de los pacientes que acuden a los hospitales, por más justa que pueda parecer a los médicos su demanda de que el Gobierno cumpla con aumentarles un 25 por ciento a sus salarios.

En este impasse, causado por un asunto de interpretación de los acuerdos adoptados el año pasado para ponerle fi n a una huelga hospitalaria, el más perjudicado es el ciudadano que, en un trance de dolor por un síntoma o en la necesidad de consultar y ser sometido a exámenes, queda desguarnecido de esas vitales atenciones a causa del paro.

Lo que procede es que el gremio y las autoridades de Salud Pública depongan orgullos o posiciones intransigentes y vuelvan al diálogo para revisar hasta dónde se ha cumplido o no con los acuerdos del año pasado, que no solo contemplan la nivelación salarial sino otros aspectos del cumplimiento del trabajo de los médicos en los hospitales.

De esa forma, cerrados en su propio ring, pueden echar el pleito sin necesidad de que miles de parturientas, personas heridas en accidentes o riñas, ciudadanos atacados inesperadamente por un fuerte dolor o pacientes que requieren de tratamientos, sufran las consecuencias de estos impasses.

Si insensato es llegar a una medida tan extrema como abandonar los hospitales en la víspera de la llegada de un ciclón al territorio dominicano, más insensato es prolongar la ausencia de los médicos de sus puestos de trabajo por dos días esta semana y por tres más la otra.

No es concebible que un problema que puede dilucidarse con nóminas en las manos, entre los dirigentes médicos y los funcionarios de Salud, repercuta en paros prolongados de los servicios de atenciones a los pacientes pobres y no pobres, quienes al fi nal son los que pagan los platos rotos de estos desacuerdos.

Volver al diálogo es lo más prudente. Y los mediadores del primer encuentro están en la mejor voluntad de acompañar a las partes para lograr un entendimiento.

Esa es la vía más correcta, más responsable e impostergable. Solo así podrán resolverse estos malentendidos.

Tags relacionados