Que no se muera Progresando

PProgresando y Solidaridad han sido dos programas dirigidos a ayudar a los pobres a subsistir y a desarrollar capacidades para poder ganarse la vida de la mejor manera. Progresando lo manejaba el Despacho de la Primera Dama y Solidaridad era dirigido, en el gobierno anterior, por el Vicepresidente de la República. Ambos cumplieron y siguen cumpliendo un loable cometido. Uno es asistencial, es decir, para dar ayudas en dinero, alimentos y servicios a familias empobrecidas mediante un sistema de tarjetas sometido a estricta supervisión de organismos nacionales e internacionales; el otro está dirigido a estimular en las clases medias y bajas las capacidades o habilidades para la vida y el trabajo, pero también para la formación integral del ciudadano. Al entrar el nuevo gobierno, ambos programas fueron refundidos dentro del ámbito de competencias o responsabilidades asignadas a la vicepresidenta de la República, doctora Margarita Cedeño de Fernández, ya que ella, como anterior Primera Dama, fue la que más impulso dio a estas iniciativas de gran impacto en la población, principalmente la femenina. Significativa parte de su popularidad y su simpatía le viene de ese ejercicio social y de alto sentido humanístico. Es lógico que ahora sienta una especie de entristecimiento si en el nuevo presupuesto se recortan los fondos para Progresando que, como se sabe, no es un programa típicamente asistencial, sino una fuente para el desarrollo de capacidades humanas. Aun cuando estén refundidos, uno se dirige a un objetivo, y el otro a una finalidad que mutuamente son incluyentes. La desazón expresada por la actual Vicepresidenta es la misma que han evidenciado otras esferas que no serán tan favorecidas, como lo esperaban, con otros niveles presupuestarios. El propio presidente Danilo Medina ha reconocido y explicado esta realidad. Y nadie mejor que él para desear poder contar con todo el dinero posible para complacer la infinita lista de solicitudes ciudadanas. Nadie quisiera que Progresando muera de inanición. Ojalá que el Congreso pueda salvarlo.