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A punto de quedarnos sin cebollas

Los cebolleros de Baní están en una encrucijada: perdieron toda la cosecha que preparaban y ahora no tienen dinero para recomenzar. Los efectos del huracán Sandy en Baní fueron terribles. Las lluvias dañaron las siembras de más de cuatro mil libras de cebollas rojas abonadas con más de siete mil quintales de fertilizante y eso quiere decir que el país está a las puertas de una escasez o desabastecimiento de cebollas, tanto rojas como blancas. Recientemente se hizo una subasta en la Junta Agroempresarial Dominicana para autorizar la importación de cebollas rojas y blancas, y se acordó que los fondos generados por esa operación -que se asegura alcanzaron más de 50 millones de pesos- serían usados para auxiliar a los campesinos banilejos en el subsidio de su producción. Es este un mecanismo protector, para asegurar que los cebolleros puedan cosechar y vender con un razonable margen de ganancias y sin endeudarse más de la cuenta, si alguna circunstancia severa les malogra sus esfuerzos. Y eso es, justamente, lo que ha pasado tras el huracán Sandy. Lo que se había sembrado ya se perdió y ahora es preciso que se desembolsen, sin pérdida de tiempo, esos recursos, para que los productores no pierdan, adicionalmente, las oportunidades de recuperarse con las ganancias de una nueva siembra . Si esto no se hace a tiempo y la cebolla importada no entra al mercado oportunamente, habrá desasbatecimiento y carestía a la vez de ese rubro, muy demandado por los consumidores dominicanos . Si ese dinero se especializó concretamente para proteger a los productores banilejos de cebollas, ¿por qué no se agiliza su distribución en el tiempo crítico en que se necesita, que es éste, para no sumirlos gratuitamente en la miseria y el desconcierto?

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