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PATRIMONIO HISTÓRICO

Revitalización urbana de la Ciudad Colonial de Santo Domingo

El antes y el después. El BID aprobó una segunda operación por US$90 millones con el fin de continuar con la revitalización de la Ciudad Colonial y seguir impulsando la economía local.

El antes y el después. El BID aprobó una segunda operación por US$90 millones con el fin de continuar con la revitalización de la Ciudad Colonial y seguir impulsando la economía local.

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Mario Durán OrtizSanto Domingo

La Ciudad Colonial de Santo Domingo es el primer asentamiento europeo permanente en América, declarada Patrimonio de la Humanidad por UNESCO en 1990, delimitada por su perímetro amurallado, y tiene un área de 1 km2. Instaurada como primera sede del gobierno colonial español, la ciudad tiene varias de las edificaciones más antiguas construidas en las Américas durante la Era del Descubrimiento, incluyendo la Fortaleza Ozama (1502), las ruinas del Convento de San Francisco (1508), la iglesia y el Convento de los Dominicos (1510), el Alcázar de Colón (1511), y la Catedral Primada de América (1521-1541).

Tras una acelerada pérdida de población que se inició a partir de la revolución de 1965, la recuperación física del patrimonio histórico de la ciudad comenzó en los años 90 con motivo de la celebración del 500 aniversario del Descubrimiento de América. El BID se unió a este esfuerzo en 2011 con un préstamo de US$30 millones enfocado a diversificar el sector turístico de República Dominicana, que, aunque ha mostrado un crecimiento sostenido durante más de dos décadas, se ha basado en el modelo de sol y playa, predominantemente el “todo incluido”, con una baja derrama económica a lo interno del país. Según un estudio de la Universidad de Harvard de 2012, con la excepción de Punta Cana, sus principales polos turísticos muestran estancamiento o declive.

El programa del BID, además de financiar acciones orientadas al fortalecimiento de la gestión turística y la integración de la mano de obra local en el desarrollo turístico, dedicó un 75% de los recursos a la renovación del espacio urbano y a la recuperación del patrimonio histórico. Entre las intervenciones urbanas destacan: la restauración de fachadas de casas históricas; la restauración de la Fortaleza Ozama; la remodelación del Museo de Atarazanas para exhibir los tesoros rescatados de varios naufragios de las potencias; la recuperación integral de calles y plazas públicas, incluyendo el soterramiento del cableado aéreo, drenaje, iluminación, revegetación y mobiliario urbano; y la implantación de un centro de monitoreo y vigilancia.

El Ministerio de Turismo estima que, paralelo a la inversión pública, el sector privado invirtió más de US$100 millones en la Ciudad Colonial en la creación de negocios comerciales, hoteles y restaurantes, en total unos 520 nuevos negocios hasta 2017.

Como resultado de la transformación del espacio urbano, la Ciudad Colonial se ha convertido en una vibrante área cultural y recreacional, donde no solo ha aumentado el número de turistas extranjeros, sino que también, se ha posicionado como un espacio de esparcimiento para los dominicanos. El número de excursionistas y visitantes extranjeros en la Ciudad Colonial subió de 408,000 en 2010 a 668,000 en 2017, un crecimiento del 64% frente a un 50% de aumento en el mismo período de las llegadas de turistas extranjeros a nivel nacional. La ocupación hotelera subió del 55% en 2014 a un 74% en 2016, y el gasto diario del turista está por encima de la media nacional.

Aprobación de US$90 millones El BID aprobó una segunda operación por US$90 millones con el fin de continuar con la revitalización de la Ciudad Colonial y seguir impulsando la economía local. También busca fortalecer a todos los actores públicos para mejorar la gobernanza y la sostenibilidad de la gestión de la ciudad y su patrimonio histórico; mejorar la movilidad urbana a través de la dotación de ciclovías, ampliar los paseos exclusivos para peatones, restringir el acceso al tránsito motorizado y dotar a la ciudad de estacionamientos en el perímetro del centro histórico.

Por igual, mejorar el manejo y recolección de desechos sólidos; y mejorar las condiciones de habitabilidad de los residentes de bajos ingresos. Las condiciones precarias de las edificaciones afectan a un 25% de las viviendas de la Ciudad Colonial, casi un 10% no tiene acceso a agua en la vivienda, un 22.8% del stock de viviendas está desocupado y solo un 28% de las viviendas tienen el título de propiedad regularizado. Uno de los resultados principales que se busca alcanzar en el segundo programa es evitar que el centro histórico de Santo Domingo se convierta en una “ciudad museo”. Con ese fin se diseñaron acciones para atraer nueva población, mantener la población existente y mitigar la posible gentrificación, en particular en los barrios de bajos ingresos ubicados en la zona norte de la ciudad, que es la de mayor concentración de viviendas precarias y carencia de titularidad de la tierra.

Los efectos negativos de la gentrificación se espera que sean mayores en los barrios del norte debido a la concentración de intervenciones de recuperación de bienes patrimoniales y revitalización del ambiente urbano propuestos para esa área, incluyendo la restauración de las ruinas del Convento de San Francisco, la restauración de la murallas norte y este, las plazas de San Antón y Santa Bárbara, y la implementación de un parque lineal a lo largo de la rivera del Río Ozama para mejorar la accesibilidad de los cruceristas. Este conjunto de intervenciones permitirá incorporar a la zona norte a la oferta turística de la Ciudad Colonial, y, por ende, atraer inversiones privadas que podrían generar presión para desplazar a los habitantes de bajos ingresos de esos barrios.

Con este propósito el programa incluye recursos subsidiados para mejorar 200 viviendas de familias de bajos ingresos, asistencia para la regularización de títulos de propiedad, programas de capacitación del capital humano y apoyo a pequeños empresarios. Estas dos últimas acciones buscan que sean los residentes de la zona norte los principales beneficiarios del nuevo dinamismo económico que tendrá esa área tras la revitalización financiada con el segundo programa.

Mario Durán Ortiz es especialista líder en Desarrollo Urbano, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

Zona Colonial. Buscan evitar que se convierta en una ciudad museo.