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ENFOQUE

Financiar grandes ideas

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Guillermo Julián Jiménez | ABOGADO Y MBASanto Domingo

Como he dicho anteriormente, un emprendedor o quien inicia nuevos negocios puede hacerlo sobre tres grandes pilares: su conocimiento, sus contactos y su capital o la capacidad de recibir financiamiento.

En el entendido de que las estructuras de producción de riqueza tienen un costo material, los emprendedores tienen que vivir con la idea de que tienen que financiarse para realizar sus actividades de buen servicio o idónea fabricación de productos.

Igualmente, la promoción y las ventas envuelven costos que se sufragan, por lo general, con dinero.

Una manera común de los empresarios financiarse en sus comienzos son sus ahorros, su propio compromiso sin salario, la ocupación de la sala de la casa y el incremento del kilometraje del vehículo que había sido adquirido para el desempeño familiar.

No obstante, el crecimiento y un mayor alcance requieren en cierta medida de espaldas financieras, a veces, provistas por terceros, ya sean personas o instituciones.

Los jóvenes empresarios favorecen algunas fórmulas, de aplicación nacional o de tendencia en el mundo, que de una manera justa elevan el rendimiento del dinero al tiempo que permiten las implementaciones de grandes ideas.

Banqueros del emprendimiento El Foro Económico Mundial reveló a principios de 2018 que la brecha de acceso financiero entre las grandes empresas y quienes tienen ideas que han demostrado ser capitalizables asciende a un estimado de dos trillones de dólares.

Aunque República Dominicana, por ejemplo, ha avanzado en la disponibilidad de créditos para los emprendedores, en especial en la modalidad de microcréditos, todavía es bien sabido el hecho de que es más fácil conseguir un préstamo para un vehículo 4x4 que para una maquinaria productiva.

Claro, esto se explica por la facilidad de liquidez que se les exige a los colaterales en garantía.

El funcionamiento del préstamo emprendedor tiene doble vía: empresarios con ideas capitalizables que puedan explicar su viabilidad en el mercado, junto a banqueros con las destrezas para identificar esos proyectos ganadores y los financien, conjuntamente con el debido cumplimiento de sus responsabilidades con los recursos de los ahorrantes.

Buenas ideas Los fondos de inversión son patrimonios separados que adquieren unidades productivas para transar en el mercado de capitales participaciones en los beneficios de esas unidades.

Se reconocen como instrumentos de inversión de renta variable porque, por lo general, los valores de esas participaciones adquiridas por los aportantes del fondo tienen rendimientos que varían en función de los beneficios de las propiedades en administración de estos patrimonios separados.

La Asociación Dominicana de Sociedades Administradoras de Fondos de Inversión (Adosafi) informó que este sector crece con fuerza en el país y que al cierre de julio de 2018 sus empresas afiliadas cuentan con activos por 33,903 millones de pesos, lo que equivale a un 0.88 % del producto interno bruto, además de que se mantienen en funcionamiento 15,500 cuentas de aportantes a los fondos en el mismo período.

Con la Ley 249-17 del Mercado de Valores de República Dominicana, hay mayores facilidades para los Fondos de Desarrollo de Sociedades, una clase de estos patrimonios que se dedican a invertir directamente en empresas.

Emprendedores debidamente registrados y con productos o servicios de alta perspectiva de comercialización, así como importantes expectativas de rendimientos, pueden recibir financiamiento fresco por medio de fondos de inversión de desarrollo de sociedades.

Es una modalidad incipiente en la nación, que crece con rapidez, de la mano de profesionales capaces y probos.

Nuevos proyectos Pongamos un ejemplo. Nos imaginamos un software desarrollado en colaboración con diversos especialistas o distintas empresas. Para administrar ese activo, los involucrados pueden confiar en un fideicomisario, con el propósito de que todos los fideicomitentes tengan la certeza de que se velará por sus intereses.

Ese patrimonio separado, basado en un software con alto potencial para generar ingresos, pudiera ser negociado en bolsa como un fideicomiso de oferta pública, donde los inversionistas tengan la posibilidad de comprar participaciones en los beneficios de ese activo.

Con el dinero recolectado, el grupo puede publicitar las bondades del software, abrir otros mercados o hacer mejoras al programa.

La confianza provee de recursos para fortalecer las grandes ideas.

Capital riesgo para salir adelante Una persona o institución con excedente de capital puede invertir en la ampliación de una empresa pequeña que haya demostrado viabilidad mercadológica. Lo que hace el inversor de riesgo es comprar una parte de la compañía, y con ese dinero el emprendedor adquiere los recursos para instalar nueva maquinaria, contratar más personal, construir infraestructura estratégica o iniciar una campaña de promoción de su marca o producto.

Es fundamental para el emprendedor y el capitalista de riesgo de tener una buena relación, puesto que serán socios, donde ambos participarán de forma activa en las decisiones que deben tomarse.

Inversión ángel al rescate Al cierre de 2016, inversionistas ángeles debidamente registrados como tal habían iniciado participaciones en empresas por 54 billones de dólares en el mundo, de acuerdo con un reporte de Crunchbase.

Se trata de personas que identifican proyectos innovadores y proveen de los recursos necesarios para el desarrollo de esas ideas como productos, asumiendo grandes riesgos por altas probabilidades de fracaso, en contraposición con ganancias altas en caso de que tengan éxito.

Capital semilla para crecer Es parecido al capital riesgo, solo que con el capital semilla se inicia con una empresa desde cero.

El principio de “a mayor riesgo, mayor beneficio”, es más real con esta modalidad que con cualquier otra forma de financiación a los emprendedores, puesto que se trata de ideas o compañías que no han pasado por el fuego del mercado.

EL EFECTO DE LAS ACCIONES Para valer más, las grandes empresas de diversos sectores están invirtiendo en pequeñas o medianas compañías con una innovación prometedora en su haber.

El caso que mejor ilustra esta tendencia es el de Facebook INC., agresiva en su compra de WhatsApp e Instagram, ante la perspectiva realista de que su producto o servicio principal, Facebook.com, tenga fecha de caducidad en un futuro no muy lejano.

Esta competencia de los grandes porque sus acciones valgan cada vez más en los mercados de capitales, ha convertido a jóvenes innovadores en personas multimillonarias.

Algunas de estas soluciones financieras son incipientes, ahora bien, es de relevancia el conocimiento de las mismas, para fomentar el aumento de capital disponible para emprender.

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