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SISTEMA DE PENSIONES

“Hay que pensar a largo plazo”

Nicholas Barr es de habla pausada, reflexiva y profunda. Este catedrático de la prestigiosa escuela del pensamiento London School of Economics (LSE) comparte su labor con el premio Nobel Peter Diamond, del Massachusetts Institute of Technology (MIT), ganador de esta máxima presea en 2010.

Reconocido por sus investigaciones en torno a la administración pública y los sistemas de salud y seguridad social de países de Europa occidental y del este, de Rusia, de Estados Unidos y de Nueva Zelanda, entre otros, Nicholas Barr visitó República Dominicana la semana pasada, para participar en un destacado foro auspiciado por la Administradora de Fondos de Pensiones Popular (AFP Popular), donde compartió sus puntos de vista sobre los sistemas de pensiones latinoamericanos y del resto del mundo.

Organizado por la LSE y también por la firma española de consultoría integral de pensiones Novaster, el foro “Pensions of America Masterclass” cubrió una amplia variedad de enfoques sobre el presente y futuro de los modelos de pensiones, la cultura del ahorro previsional y los efectos de la demografía.

En este contexto, Barr respondió a LISTÍN DIARIO preguntas en torno a la tendencia del envejecimiento de la población en la región, el cambio del modelo de pensiones, su ahorro e inversión y esquema de administración privada.

El Bono Demográfico de Latinoamérica está terminando y disminuye la tasa de nacimientos, en tanto aumenta la esperanza de vida. ¿Qué pasará en la región cuando la población envejezca a más velocidad que la tasa de reposición de los reemplazos jóvenes? No sé específicamente cuándo el bono poblacional terminará. Pero lo que la economía nos explica es que cuando la población envejece habrá más personas que se pensionen y menos trabajadores. Existe dos formas de que esto ocurra: primero, las personas viven más, y si las personas viven vidas más largas y saludables, la política correcta para las pensiones es que en el tiempo se incremente gradualmente la edad de retiro; segundo, la población envejece cuando desciende la tasa de natalidad. Eso significa que en el futuro habrá menos trabajadores y, para poder mantener los estándares de vida de los pensionados, la política económica correcta sería lograr que cada trabajador de esa pequeña fuerza laboral sea más productivo, y la forma en que esto se logra es mejorando el capital de trabajo y el capital humano, en entrenamiento y desarrollo de habilidades. Resumiendo, la respuesta es mayor inversión y más inversión significa más ahorro. Entonces, un elemento central para enfrentar el agotamiento del bono poblacional es crear políticas para incrementar el ahorro. Otra pregunta sería, entonces, las diferentes formas de organizar el ahorro, porque hay muchas maneras de organizarlo.

¿Por qué cree que resulta difícil abrir debates constructivos sobre los modelos de pensiones, con estabilidad de todo el sistema en el largo plazo? Uno de los problemas es que la escala de tiempo de las políticas democráticas es bastante corta, no obstante a que las pensiones necesitan planificaciones a muy largo plazo. Lo que realmente necesita un país es la capacidad de tener acuerdos a largo plazo consensuados con los diferentes actores. Pero los políticos han preferido hacer las reformas políticamente populares y no las que no lo son. El caso más triste para mí es el de Italia, que en 1995 legisló una muy buena reforma, pero los políticos siguieron posponiendo su implementación, de manera que su sistema cayó cada vez más en suspensión de pagos y entonces, en 2011, cuando tenían la crisis de la deuda soberana en la cara, mi amiga y colega Elsa Fornero fue nombrada ministra de Pensiones y tuvo que aplicar medidas atrasadas de hace 30 años de un solo golpe. En pensiones, lo que un país necesita es pensar en políticas de largo plazo. En sentido general, solo dos cosas importan cuando se trata de pensiones: crecimiento de los fondos y un buen gobierno, porque este garantizará un esquema de capitalización individual responsable y la creación de un macroambiente regulatorio donde el sistema de administración privada pueda florecer.

¿Cuál es el mayor reto a la hora de diseñar esa reforma del sistema de pensiones? El reto para el diseño de los sistemas de pensiones es cómo organizar el elemento de ahorro, de manera que otorgue a las personas pensiones seguras en su vejez, mientras que al mismo tiempo se contribuya al desarrollo de la economía nacional.

Hay que hacerlo de una forma que no asuma que las personas son expertos analistas financieros y que los proteja de la información asimétrica, donde una parte del mercado (la oferta) está mejor informado que el otro (la demanda).

El tema está en cómo diseñar pensiones de manera que los manejadores privados de los fondos hagan el importante rol que tienen que desempeñar, es decir, traducir el ahorro de la gente en inversiones productivas que permitan a sus afiliados tener seguridad cuando estén en una edad avanzada, y que esto se haga con un costo administrativamente barato.

¿Considera usted prudente que los aportantes a un sistema de pensiones puedan determinar dónde se invierten sus fondos o es mejor dejar esto estar en manos de profesionales? R. En el Reino Unido, por ejemplo, nos estamos moviendo al sistema implementado en Australia, que se llama NEST Pensions (National Employment Savings Trust, por sus siglas en inglés). En este sistema las personas pueden optar por participar en fondos y quienes no deciden entrar en ese esquema son colocados de forma automática en un fondo con fecha de finalización determinada, vinculado a la edad de retiro. También, hay otras opciones de fondos, uno de alto riesgo, otro de bajo riesgo, uno que cumple con la Sharia o ley canónica del Islam y un fondo ético, en el cual los administradores toman decisiones basados en un código ético establecido. Entonces, la respuesta es sí, debe haber opciones de elegir para quienes así lo deseen, pero que también quienes no deseen tomar una decisión estén bien cubiertos. En mi opinión, la mayoría de las personas terminaría en los fondos automáticos. Entonces, la pregunta giraría en torno a cómo organizar la competencia entre los asesores financieros. La competencia es positiva pero los administradores de los fondos no deberían estar compitiendo por el negocio de los trabajadores promedio. En cambio, el sistema de pensiones NEST en el Reino Unido ofrece un ejemplo: los administradores de fondos individuales compiten por el derecho de manejar una parte del portafolio del NEST. De esta forma, el mercado consiste en administradores de fondos y administradores NEST, quienes también son expertos financieros. Así, hay expertos financieros en ambos lados del mercado y para mí esa es la forma en que la competencia es útil, mucho más al nivel de los trabajadores promedios.

¿Cómo afectan las migraciones a los sistemas de pensiones, especialmente aquellos en que los inmigrantes no han tenido tiempo para ingresar al sistema formal? La migración causa problemas porque la portabilidad de pensiones es dificultosa, lo cual sería fácil si en todo el mundo existiera el mismo sistema de pensiones, pero no es así.

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