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ENFOQUE

La necesaria creación de un fondo de estabilización

Recursoss. Los fondos de estabilización son también utilizados como colchones para enfrentar situaciones de choques externos. El impacto del deterioro de los términos de intercambios es más profundo en economías sin esos fondos, como es el caso de Ecuador.

Recursoss. Los fondos de estabilización son también utilizados como colchones para enfrentar situaciones de choques externos. El impacto del deterioro de los términos de intercambios es más profundo en economías sin esos fondos, como es el caso de Ecuador.

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Luis Manuel Piantini | Especial para LISTÍN DIARIOSanto Domingo

La ferocidad de los recientes desastres naturales (huracanes, tormentas, sequías, terremotos) y su recurrencia, con los que se están enfrentando principalmente las Islas del Caribe, Centroamérica, México y las ciudades costeras de Estados Unidos (EE.UU.) debido entre otros al cambio climático, llama a la necesidad por parte de nuestras autoridades de crear un Fondo de Estabilización Fiscal, que se nutra de diferentes fuentes de financiamiento y que pueda estar disponible para su utilización inmediata en las etapas pre y post desastre.

Los gobiernos estatales de EE.UU. cuentan con el apoyo inmediato de recursos federales aprobados por el Congreso para sus agencias especializadas como el Fema, como hemos visto en los recientes desastres de Texas, Luisiana, Florida, Islas Vírgenes y Puerto Rico.

Otras naciones del Caribe cuyas economías fueron destrozadas por estos fenómenos, Barbuda, Antigua, Dominica, Cuba, Haití y Jamaica, solo pueden acceder a rápidas ayudas y donaciones de las ONGs, agencias de socorros multilaterales y bilaterales, los cuales son temporales y solo cubren parcialmente las necesidades humanitarias perentorias creadas por los impactos de dichos fenómenos, incluyendo enfermedades mortíferas alimentadas por las aguas contaminadas.

Todavía en Haití hay damnificados que viven en carpas desde el terrible terremoto que los azotó en 2010, y la cólera continúa haciendo estragos en su población vulnerable.

Iniciativa En 2013 se llevó a cabo en el país una conferencia para el Caribe sobre una iniciativa de rescate regional a los desastres llamada Hopefor, instrumentalizada por Turquía y Qatar con la participación de RD, y que sería interesante conocer cuál ha sido la participación de esta en los desastres sufridos por la región del Caribe en los últimos años.

Los mayores destrozos y pérdidas en activos fijos y flujos corrientes, son causados en áreas donde la recuperación toma su tiempo y requiere de enormes recursos financieros, como son las de infraestructura en rehabilitación de caminos, carreteras, puentes, presas y canales, reparación y construcción de viviendas, protección de zonas vulnerables, y en las áreas de producción agropecuarias, industriales y de servicios. Estos, sobre todo en el Caribe, donde los servicios turísticos que le dan sustentación a esos países fueron diezmados casi en su totalidad en los casos de San Martin, Saint Thomas y Barbudas.

En este último país, la población ha optado por emigrar a otras islas, y en Puerto Rico se ha informado que en muchas áreas geográficas no habrá servicios eléctricos y de agua potable por los próximos seis meses, la falla estructural en una presa está a punto de causar una gran catástrofe en ese país.

Fenómenos naturales Los huracanes David (1979) y George (1998) son también lecciones de costos para nosotros. Mientras el país más se ha modernizado con el avance de los años, es más creciente el impacto en los costos de rehabilitación de la infraestructura y los flujos de producción.

Además, nuestro país es afectado también por terremotos iguales y mayores en grados, a los que asolaron a Haití y afectaron a México recientemente. Estos fondos de estabilización son también utilizados como colchones para enfrentar situaciones de choques externos.

El impacto del deterioro de los términos de intercambios son más profundos en economías sin fondo de estabilización, como es el caso de Ecuador que no aprovechó el beneficio que le proporcionó la bonanza de los altos precios del petróleo (del punto más elevado de precios en 2011 con un crecimiento del PIB del 7.9% al punto más bajo en el 2016, con un crecimiento negativo del PIB del 1.6%) a diferencia de Chile que si tiene este fondo con los ingresos del cobre y lo utiliza como un factor contracíclico para compensar los aumentos y caídas de ingresos fiscales y de divisas y que le permite moderar sus tendencias en las variaciones del PIB anual (en 2011 el crecimiento del PIB fue de 6% y en 2016 de 1.6%).

Antecedente Con los altos precios mundiales del azúcar en 1975, el presidente Balaguer creó fondos de estabilización monetaria y fiscal en el Banco Central, los cuales se nutrieron de los ingresos de las azucareras pública y privadas a manera de moderar el impacto sobre la economía del fuerte ingreso en divisas de las exportaciones de este producto, pues en esa época el azúcar representaba un porcentaje muy elevado de nuestros ingresos fiscales y de exportación.

Los ingenios azucareros del sector privado (como el Cristóbal Colón) fueron modernizados con el posterior uso de esos recursos, y el gobierno surgido de las elecciones en 1978, también llegó a utilizar recursos de este fondo para sus gastos.

Un cálculo de los efectos negativos en términos de costos del impacto sobre nuestra economía de huracanes de categoría 5 como Irma y María, determinaría la creación de un Fondo de Estabilización contra Desastres Naturales con valores que oscilarían entre 1.5-3.0% del PIB (US$1,100 a 2,200 millones).

El fondo se usaría únicamente para este propósito o en casos excepcionales de agudos choques externos, como el de la reciente crisis financiera mundial. En términos de reducir su costo financiero de mantenimiento, podrían colocarse en activos líquidos externos de rápido desembolso (bonos del tesoro). Además, con este fondo aumentarían las reservas internacionales del país, y la confianza de los inversionistas privados, con aumento de las inversiones, sobre la rápida respuesta del gobierno para enfrentar los costos causados por estos desastres, más aun ahora en que se ha incrementado la incertidumbre sobre el Caribe.

Por ultimo, tal y como expresé en el reciente examen de política comercial de Jamaica en la OMC, con la presencia de su ministra de relaciones exteriores Kamina Johnson Smith, ahora y no mañana, es urgente que se avance en la integración de las naciones del Caribe, y se creen mecanismos regionales de apoyo al enfrentamiento del cambio climático, ya que como nos lo muestran los hechos en Barbudas, para un país y su gobierno la magnitud y recurrencia de estos desastres, imposibilita que sus costos puedan ser enfrentados de manera individual.

Además, estas son economías muy pequeñas con elevados niveles de endeudamiento externo, promedio regional del 80% del PIB, cuyos orígenes de estas deudas han sido principalmente por el uso de recursos externos para financiar los gastos provocados por los recurrentes fenómenos climáticos. Una gran tragedia, mayores gastos de inversión pero con PIB y productividad estancados o en franco retroceso. En la región del Caribe tenemos la ventaja de que las más poderosas economías mundiales tienen intereses en la misma, por lo que en este momento de crisis por los enormes desastres afectando a casi todas las islas al mismo tiempo, estas iniciativas de cooperación e integración regional pueden ser de rápida viabilidad. Manos a la obra.

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