Una palabra nos define: hermandad

“La política exterior se define, como el conjunto de las decisiones públicas que toma el gobierno de un Estado, en función de los intereses nacionales y en relación con los demás actores del sistema internacional de un país. Es la variable externa del proyecto, que toda Nación define en determinado momento de su desarrollo histórico. Como parte integral de un proyecto nacional que tenga un país, la política exterior debe responder, en primer término, a las aspiraciones de paz y seguridad y a las necesidades de desarrollo político, económico y social del país. Ésta refleja la solidez de un Estado, integrado como Nación, con un gobierno estable y con una soberanía depositada en los ciudadanos y expresada por sus representantes por medio del interés nacional”. Este párrafo, forma parte de: “La relación política de Juan Bosch y Luis Muñoz Marín”, de la autora nacida en Humacao, Maritza Vargas Castro. Hay un realidad insoslayable: a Dominicanos y Boricuas, nos entrelaza la vida misma; tenemos tantos puntos de unión, que la mejor palabra que he encontrado para definirnos es: hermandad.

En mi rol de Secretario de Estado de Puerto Rico, he realizado mi primer viaje oficial a República Dominicana, con premisas claras de nuestra Administración en nombre del Gobernador Ricardo Rosselló, incluyendo la reactivación de la Comisión Conjunta, la puesta en funciones del Juez Juan R. Melecio, como nuevo director de nuestra Oficina Comercial en República Dominicana; entre otras y tantas actividades. He mantenido reuniones con funcionarios del Gobierno, con funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos de América, con periodistas, con dirigentes y políticos y, tuve el honor de ser recibido por el Presidente de la Nación, Danilo Medina, siendo el mejor epílogo de nuestra visita.

Antes del regreso, compartiendo un café con amigos dominicanos, enumerábamos la cantidad de cosas que nos unen: la cultura, la música, las artes, el deporte, los paisajes, las comidas, los frutos de la tierra, el sol y el mar, nuestras inquietudes e intereses, nuestros héroes, el profundo orgullo por nuestra tierra y, fundamentalmente, la unión de nuestra gente. En todos esos lazos se encuentran, la fuerza y los pilares, para emprender un mañana venturoso. Creo fervientemente en el trabajo de puertorriqueños y dominicanos en conjunto, y en el potencial de nuestra región como motor de desarrollo. Esa visión, en la política del Gobernador Rosselló, ha sido gratamente corroborada y reconocida por los líderes dominicanos.

Todos los grandes caminos a transitar, comienzan con un primer paso. Nuestra historia en particular, tiene muchos trayectos que orgullosamente entrelazan el pasado de las Islas; nos enseñan el presente y nos vislumbran un próspero futuro.

Agradeciendo a todo el pueblo dominicano su acogida, y esperando recibirlos en Puerto Rico, los invito como siempre a construir puentes de unión y fortaleza entre ambas orillas.

Debemos honrar el esfuerzo de quienes nos precedieron, y trabajar arduamente en concreciones de prosperidad para las generaciones venideras.