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México, su cine, sus realizadores

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Angel Alonso DolzGijón, Asturias

Entre las cinematografías más relevantes del continente americano siempre se ha reconocido y destacado la mexicana; con un competidor fuerte como el cine argentino, los realizadores de México asumieron un difícil reto durante el pasado siglo, sin dejar de intentar superar disímiles dificultades en la época contemporánea.

En la historia del cine mexicano hay figuras de culto, entre otros Emilio "El Indio" Fernández -un director, actor y productor que venía instruido desde Hollywood- y se desarrolló durante la llamada "época de oro" que transcurrió entre los años ´30 y los finales de la década de los ´50.

Eran tiempos en los que triunfaba el "Star System", iniciado en el cine estadounidense y que penetró en México como un fenómeno que priorizaba nombre de actores y actrices, hasta casi ignorar la firma de los realizadores.

La alemana Marlene Dietrich y la sueca Greta Garbo fueron paradigmas para el cine mexicano, reflejándose en "divas" como Dolores del Río y María Félix (que permanecen en la memoria del Séptimo Arte) sin dejar de mencionar a la mítica actriz, bailarina y vedette Lupe Vélez.

En el ámbito masculino hay que tener presentes a Jorge Negrete, Pedro Infante, Arturo de Córdoba... entre otras estrellas de enorme popularidad que han trascendido y permanecen en la memoria de los cinéfilos.

La lista de realizadores, actores, actrices y películas rodadas en México durante los años dorados y posteriores es admirable, y las producciones de esta nación colmaron las pantallas de la mayoría de los países hispanoamericanos, con buen éxito en el público y la crítica.

Entre las figuras trascendentales que sentaron bases en esta cinematografía es imprescindible referirse al español Luis Buñuel (nacionalizado mexicano) y sobre todo tener en cuenta que a partir de los años ´60 las cintas producidas en México despiertan hacia nuevos horizontes, un fenómeno que sucede cuando aparecen en sus predios realizadores como Luis Alcoriza, Arturo Ripstein, Jaime Humberto Hermosillo, Jorge Fons... considerados el preámbulo de un cine de contenido más profundo.

Lo anterior se constata con solo mencionar algunos cineastas de relevancia artística a partir de los ´80, entre ellos Paul Leduc (Frida, naturaleza viva, de 1983); María Novaro (Danzón, de 1991); Alfonso Arau (Como agua para chocolate, de 1992), y otras personalidades de la dirección cinematográfica que siguen con vigencia hasta el presente.

En la etapa actual es importante la figura de Guillermo del Toro, quien a sus muchos reconocimientos ha sumado cuatro premios Oscar este año con la película estadounidense La forma del Agua (2017), así como Alejandro González Iñárritu -no olvidar la cinta Amores perros, del año 2000-, otro vencedor en la alfombra roja de los Oscar de Hollywood y en otros eventos relevantes.

La pérdida de espectadores en las salas de cine en las últimas décadas, ha sido un fenómeno internacional que en México repercutió con dureza; son las más recientes películas de entretenimiento, las más coloquiales, las que han permitido una relativa recuperación en las taquillas.

Hacia el objetivo de captar la atención del público se han encaminado nuevas producciones y un realizador que ha ganado su espacio con acentos refrescantes es Luis Eduardo Reyes, quien recientemente presentó su filme Cómplices (2018); una coproducción de México y República Dominicana donde el protagonista -Juan, un playboy seductor de talla extra- viaja a Punta Cana para intentar curarle una depresión a Mau, su sobrino veinteañero que sufre penas de amor.

Es habitual en este realizador que el drama y la comedia se entrelacen a través de hilos muy sutiles, como puede observarse en otras películas suyas como Amor letra por letra (2008), Qué pena tu vida (2016), Una mujer sin filtro (2018); sin embargo ahora se presenta con un filme divertido y a todas luces evasor, donde la intención está centrada en hacer reír sin llorar.

En Cómplices el desarrollo de la trama consiste en que mientras el experimentado seductor pretende que un clavo saque a otro y el sobrino se recupere ligando a una nueva chica, Juan tropieza con la hermosa Teresa, que viene a ser "la horma de su zapato".

La esencia del filme es que en el amor y en la guerra nunca se puede creer que todo está dicho, porque puede haber sorpresas.

Las actuaciones de Arath de la Torre (Juan), Jesús Zavala (Mau) y Marina de Tavira (Teresa D´Ors) denotan que Luis Eduardo Reyes trae consigo una experiencia como director teatral, que le hace concentrar la atención en el desempeño actoral más que en otros factores de este filme, que deviene en obra relajante muy a propósito para épocas de crisis, violencia, y conflictos sociales como se ven hoy día; es además una buena oportunidad para que el espectador saboree la riqueza divertida de esa hermosa playa del Caribe que es Punta Cana, donde los turistas viven a un ritmo que les mantiene ajenos a problemas y preocupaciones.

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