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Creatividad

Esculturas que resaltan la dominicanidad

En sus viajes al exterior, descubrió que de República Dominicana no se conocían los trabajos artísticos, los aportes significativos o los valores característicos de la nación, sino que imperaba una falsa percepción sobre el país.

Desmentir esta consideración, pero ante todo, representar y destacar las raíces dominicanas, ha sido la misión de Juan Trinidad, escultor perteneciente a la Generación del 80.

La realización de una creación artística de calidad, no es trabajo fácil, se requiere de buena formación académica, empeño y dedicación.

Juan Trinidad inició sus estudios en 1980, con un curso de soldadura y forja, en la Escuela Vocacional de las Fuerzas Armadas, en Baní. Diez años después emprende su práctica en Artes Visuales en el campo de la escenografía y en recintos turísticos, para 1994, cursa talleres con importantes artistas en Buenos Aires, Argentina, y se integra a la vida del arte, así es como inicia una educación artística formal en el Centro de Arte Plaza de la Cultura de Bonao, Museo Cándido Bidó, y hace de la Escultura su especialidad.

“Un mundo hecho de fragilidad y de fuerza disimulada” Juan Trinidad realiza una labor meticulosa. Sus manos tallan un trozo de ébano, roble o caoba, y concibe una creación digna de admirar. Muchos ven el árbol caído, él “la gran obra que se esconde”.

El bronce, la piedra y en ocasiones el hielo, han sido instrumentos protagónicos de sus obras artísticas.

Su escultura, no solo por el equilibrio, la abstracción, el alto relieve o la verticalidad que la caracterizan, sino por la consideración de algunos críticos, es parte de la tradición dominicana y de la identidad afro-antillana.

Sentirse dominicano, es su carnet de presentación, enaltecer los rasgos característicos de la nación en sus obras, su inspiración.

El mestizaje, la unión o cruce de razas distintas, es una particularidad abundante en lienzos, dibujos simbólicos e incluso versos de líneas poéticas dominicanas, también, es la singularidad que constituye la línea estilística de Juan Trinidad.

Los colores de la mañana o del atardecer, el contraste, la diversidad de formas, los rostros y sus rasgos, la ligereza de sus piezas artísticas, se conjugan en un grito patriótico que exclaman por ecuanimidad, trascendencia y dominicanidad.

“Es lo que somos, nuestro calor e hipersensibilidad. Mis obras tienen los colores de nuestra alegría, de lo que somos”, enfatiza este artista bonaense.

Juan Trinidad considera que “la escultura atrapa”. La introspección, el tallado, el modelado, el estudio del tronco, el trozo de madera o la roca y todo el proceso que conlleva la realización de estas obras, es una labor compleja. Una vez concebida, se puede apreciar la profundidad, la altura, el ancho y el largo, “estás ante lo tridimensional”.

Una peculiaridad que lo distingue, a parte de la calidad, belleza estética y simbolismo de sus obras, es que a diferencia de otros artistas, Trinidad no expone sus esculturas a través de un cristal o barandillas, ni con restricciones al tacto, por el contrario permite que los espectadores se sientan familiarizados, que toquen, sientan y aprecien sus creaciones.

El artista plástico, admite que es de poco hablar, por lo que en sus exposiciones prefiere que sean sus esculturas las que manifiesten lo que él tenga que decir.

Desea continuar “persistiendo y luchando por nuestra identidad”. Dios le he dado el don de crear arte y de esta forma destacar, enaltecer y resaltar las raíces dominicanas y afro caribeñas.

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