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Y siempre después el viento de Hugo Mujica

Uno busca sin saber lo que busca. Es propio de quien va tras el misterio. Tiene la intención de encontrar algo que, por demás, imaginamos en algún sitio, pero donde menos pensamos. Arribar al sendero es cosa muy seria y, a la vez, muy cercana.

Octavio Paz escribió, en la Antología Poesía en Movimiento, que el poeta debe siempre tener los ojos puestos en el silencio. Pero que había que ganarlo. La aventura del decir deberá conducir al silencio. Este silencio nos pondrá a la puerta del misterio. En el caso del poeta que nos toca comentar, hace el viaje a la inversa: Del silencio al decir. Las palabras nos llegan por ese ir llegando. Abren una fisura para señalarnos la esencia del ser al estar ahí.

Hugo Mujica nació en Buenos Aires en 1942. Es una de las voces más peculiares de la poesía actual en Lengua Castellana. Creador polifacético, su expresión se mueve registros y géneros, siempre a partir de una honda raíz filosófica y antropológica. Formado en la atmósfera existencialista, estudió Bellas Artes, Filosofía y Teología. Confiesa que su mayor influencia a la hora de escribir ha sido la música. Insoluble su pensamiento de sus poemas, en éstos, sus ideas a fuerza de “silenciarse” alcanza su máxima expresión.

Y Siempre Después el Viento es un poemario dividido en tres partes numeradas. Cada sesión arriba a una contemplación que nos abre a la desnudez del ser y, a la vez, a desvelar el misterio que no se define. No busca que el lector teorice ni que encuentre ninguna definición. Las palabras, como el viento, pasan dejando una presencia. Una mística muy cercana al Zen.

(CONFESIÓN

El poema, el que anhelo

al que aspiro,

es el que pueda leerse en voz alta sin que nada se oiga.

Es imposible el que comienzo cada vez,

es desde esa quimera

que escribo y borro.)

(Pág. 13)

Si nos fijamos bien, el poema está dentro de un paréntesis. Incluido el título. Tiene siete versos. Hay aquí una propuesta de las palabras desde el silencio. Y a la vez, aspira a que pueda leerse sin que nada se oiga.

DE PIE

Anochece y el aire

se demora espera,

anochece

y la arboleda,

desnuda,

parece alzarse escuchando,

parece humana

bajo el silencio estrellado.

(Pág. 22)

En este hermoso poema se logra con una economía impresionante. El poeta parte de una contemplación de la naturaleza que, a la vez, expresa el camino humano. “Parece alzarse escuchando.”

Y Siempre Después el Viento es un poemario maravilloso. De poemas breves, pero inmensos. Lectura exquisita y caudalosa en el mar del silencio. Las palabras encarnan en su desnudez incesante.

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