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SERIE ESPECIAL

Alix y el Ferrocarril Central

Gracias a la generosidad de Andrés Blanco Díaz, se consiguieron los originales de los fragmentos de décimas incluidos en el presente artículo.

Imagen. El ferrocarril central en los primeros días de su inauguración

Imagen. El ferrocarril central en los primeros días de su inauguración

Su fama de poeta popular, el uso del lenguaje cibaeño, sus andanzas políticas, ocurrencias y el doble sentido que rebozan sus escritos, hicieron posible que muchos críticos e historiadores literarios no le dieran la debida importancia que requiere la obra en Décimas de Juan Antonio Alix.

El poeta mocano no solo fue el cantor más importante de su tiempo (posiblemente también fuera de las fronteras nacionales), sino un acucioso cultor de la espinela, en la cual incluyó no solo los más variados temas, sino las costumbres y hábitos del dominicano, ya bien en forma de epigramas o crónicas periodísticas. Y por supuesto, también fue un crítico de la sociedad de su tiempo. Era implacable el maestro a la hora de emplear su ingenio para desnudar de manera simpática, la corrupción, las falsas profesías, la pobreza y otros males del país.

Alix utilizó esta estrofa como un vehículo difusor del acontecer cotidiano del país, muchas de ellas difundidas a manera de primicias, antes de desplegarse en la prensa de la región y de la capital.

En las últimas tres décadas del siglo XIX y primera del XX, circulaban en la ciudad de Santiago más de diez periódicos procedentes de diversos puntos del país. De la propia Ciudad Corazón se publicaban “El eco del pueblo”, “La voz de Santiago”, “La República”, “La Alborada”, “El Derecho” y “El santiaguez”, entre otros”. De la capital llegaban, fundamentalmente. “Listín Diario”, ( el “Simpático” como lo llamó en su dedicatoria a la colección de espinelas “Los mangos bajitos”,“El eco de la opinión” y “El teléfono”, mientras que de La Novia del Atlántico circulaba “El porvenir”.

Muchas de las décimas de Alix contenían informaciones de primera mano, no recogidas en esos diarios y que servían de fuente para su posterior reproducción, ampliada y comentada, en esos medios difusivos.

Esta labor de corresponsal anónimo de la prensa dominicana no le fue reconocida jamás. Ni llegó a cobrar salarios por ello. El poeta se limitaba a imprimir sus escritos en hojas sueltas y a vendarlas en la Plaza del Mercado de Santiago para sobrevivir.

Llegó a poseer una clientela numerosa que, en poco tiempo, procuraba los pocos ejemplares que el maestro podía reproducir en las imprentas locales.

Suya era la voz, la estampa, la credibilidad, la certeza del anuncio preciso, siempre envuelto dentro de un tono jocoso, trasmitido con el lenguaje llano del pueblo que lo adoptó como su hijo y de la región donde desarrolló su intensa vida cultural: el Cibao dominicano.

El Ferrocarril Central Por aquellos tiempos, lo que hoy conocemos con el nombre de “tren”, era el medio de transporte más admirado por los parroquianos criollos.

Ellos preferían viajar por aquellos raíles centellantes, sobre todo para trasladarse a largas distancias. Acudían en masa a sus vagones para moverse de un pueblo a otro dentro del Cibao, y hacia la capital.

Alix se dio cuenta de que no existía en la prensa una difusion regular de las inauguraciones de las nuevas estaciones ferroviarias a través de los distintos pueblos del Cibao, por lo que decidió dedicar algunos de sus escritos a divulgar dichos eventos.

Un ejemplo de esta impronta se puede encontrar en su colección de décimas “El ferrocarril de Puerto Plata a Santiago y Moca”(enero de 1893), dedicado al señor Don Cosme Batlle, y a Don Carlos M. Rojas y Don Jacobo de Lara, donde informa que la construcción del ansiado transporte que viajará por esos y otros pueblos cibaeños ya había llegado a Bajabonico:

“Hoy vuelvo á meter el pico con placer y gusto mil, sobre ese ferrocarril que llegó a Bajabonico. Y como es bien no chico y una ganga no tan poca, que tendrá Santiago y Moca, y el Cibao todo entero, Albricias pedirles quiero Pero así, á llena boca.

Al año siguiente, el 25 de mayo de 1894, Alix le dedica una serie de espinelas “Al Sr. Don Edward Hall”, director principal de los trabajos del ferrocarril Central; de Puerto Plata a Santiago y Moca. Estas espinelas, envueltas con un tinte eminentemente laudatorio, tenían un trasfondo de presión, para exigir al personaje, con suma decencia, que apresurara la terminación de la ansiada obra:

“En decir hoy me apresuro y con alegría no poca que pronto Santiago y Moca no tundrá ya más apuro. Porque ya es casi seguro sacudir la suerte ingrata; pues que de serio se trata y el empeño es muy formal, que el ferrocarril Central nos una con Puerto Plata.

Santiago entero conoció detalles de la inaguración de la estación del Ferrocarril Central en el poblado de La Laguna, gracias a otra serie de décimas escritas por Alix, fechadas el 24 de Julio de 1897. Para esa ocasión, las autoridades de la comunidad anunciaron la celebración de un festival para distinguir la efeméride, que de inmediato captó la atención de El Cantor del Yaque:

“Según la voz general en la dichosa Laguna, paradero por fortuna de los trenes del Central, preparan un festival la cosa más delicada, pues dicen que inaugurada debe ser esta Estación, y que tienen la intención de que sea muy celebrada.”

Y los avatares informativos del poeta para mantener a la ciudad al tanto de la construcción de este ferrocarril concluyó con broche de oro ante la inauguración del mísmo, el 7 de agosto de 1897. Alix consagró emotivas décimas a la apoteósica celebración, las cuales dedicó “al ciudadano General Don Teófilo Cordero y Bidó, Ministro de Fomento y Obras Públicas”:

“Con toda seguridad damos hoy conocimiento, que el Ministro de Fomento ha llegado á esta Ciudad, y que viene en realidad según la voz general, con carácter oficial, y como de Santiago hijo, a tratar del regocijo del Ferrocarril Central.

(...) “Por eso es necesario que todo el mundo se afane, y cada cual engalane lo mejor su vecindario; y este pueblo hospitalario hará esfuerzos verdaderos, para que los forasteros después de estas diversiones, lleven buenas impresiones de todos los Santiagueros.

Acontecimiento. El pueblo se lanzaba a la calle para ver con sus ojos la novedad del ferrocarril.

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