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Desmond Doss es un joven que se alista para ir a la Segunda Guerra Mundial como médico, porque debido a sus convicciones, no puede ni debe disparar un arma de fuego.

En 2006, Clint Eastwood realizó dos películas sobre la Segunda Guerra Mundial. Una (“Bandera de nuestros padres”) tocó la visión de los vencedores, y la otra (“Cartas desde Iwo Jima”), funcionó a partir de la introspectiva de los vencidos. Ambas cintas fueron muy comentadas, sobre todo la segunda, por la maestría del director al tocar el honor de los japoneses, quienes fueron en todo momento rivales de consideración para las tropas norteamericanas .

En este filme, Eastwood no se propuso reducir el coraje y el arrojo de sus compatriotas, pero tampoco presentó a sus enemigos como asesinos despiadados, guerreros hambrientos de sangre, y huestes traicioneras. Para el director, ambos bandos estaban integrados por hombres dignos que la historia enfrentó por determinadas circunstancias y que, al igual que todas las guerras, unos se convirtieron en vencedores y los otros en vencidos.

Su trabajo de entonces quedó como una obra a tomar en cuenta a la hora de volver al cine con temas referidos a esa desafortunada contienda.

Es posible que Mel Gibson se haya involucrado en la realización de “Hasta el último hombre” nada más que con un leve recuerdo de la película de Eastwood. Porque, aunque su obra se inspira en la vida de un personaje denostado por su condición cristiana, a partir de la figura de este hombre se construye una epopeya, en aras del valor de quienes profesan la fe y no saben morir por ella.

Desde el lado oscuro de la obra, no es menos cierto que la manera festinada con que aparecen y desaparecen los soldados japoneses durante el combate, denota una ignorancia de los sentimientos y la entrega de estos hombres por defender a su país con sus propias tácticas y métodos de lucha.

No se cuestiona a Gibson por haber intentado una película a partir de su credo particular, sino por su mirada homofóbica contra el soldado japonés, algo que acostumbra hacer este director en sus cintas con los enemigos de sus protagonistas, al igual que ese brutal e innecesario derramamiento de sangre; esos estómagos abiertos, brazos cercenados, piernas voladoras; escenas, en fin, que solo buscan morbo y rompen el equilibrio estético del fin.

“Hasta el último hombre” debe ser apreciada solamente por su lado positivo: la resistencia de un hombre en la defensa de sus convicciones. Y también por sus innegables logros cinematográficos registrados, entre otros, en los efectos visuales. en la dirección de actores y en la puesta en escena de un guion que no solo se apoya en su discurso literario sino también en aportes tecnológicos. Lamentablemente, los lados negativos de este filme lo hacen tambalear porque, lamentablemente, esa es la única manera en que Mel Gison sabe hacer cine. Por lo menos, en lo que hasta el presente ha demostrado.

Ficha técnica País: Estados Unidos. Año: 2016. Duración 131 minutos. Director: Mel Gibson. Guion: Robert Schenkkan y Andrew Knight. Reparto: Andrew Garfield, Sam Worthington, Hugo Weaving, Vince Vaughn, Teresa Palmer, Luke Bracey, Rachel Griffiths, Richard Roxburgh, Matt Nable, Nathaniel Buzolic y Milo Gibson. Sinopsis: Basado en hechos reales, narra la historia de Desmond Doss un joven que se alista para ir a la Segunda Guerra Mundial como médico, porque debido a sus convicciones, no puede ni debe disparar un arma de fuego. Por esta actitud será provocado para que abandone el ejército. Y su estoicidad es puesta a prueba.

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