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Auge y tributo al cine documental

El jueves 26 de enero, a las 9:00 de la mañana, Rienzi Pared Pérez, Iván Pérez Carrión y Jorge Dalton, serán los protagonistas del taller organizado por el Festival de Cine Global sobre el documental

La décima edición del Festival de Cine Global Dominicano, de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), está a la vuelta de la esquina. Desde el 25 de enero al 1 de febrero de 2017, diversas salas de cine de la capital dominicana y el interior del país serán escenarios de encuentros, proyecciones y talleres.

La reciente muestra estará dedicada al cine documental y a Italia como país invitado.

La cobertura del cine documental en la historia y desarrollo del cine, quedará manifestada en varias producciones, paneles y talleres abiertos al público, con la participación de importantes críticos dominicanos y extranjeros, además de realizadores. Desde el día 26 hasta el 30 de enero.

Talleres sobre el documental El jueves 26 de enero, a las 9:00 de la mañana, en el hotel Intercontinental se estará presentando el taller “El documental como manifestación cultural”, con las intervenciones de los críticos de cine Rienzi Pared Pérez, Iván Pérez Carrión y el realizador Jorge Dalton (hijo del gran poeta salvadoreño Roque Dalton) y su esposa, Sussy Caula.

Pared Pérez, disertará el tema “El documental en la historia del cine”; Pérez Carrión, de origen cubano, hablará sobre el nacimiento, desarrollo y evolución del documental en Cuba, y el cineasta cubano-salvadoreño, Jorge Dalton, sobre el documental como género cinematográfico.

Dalton tiene una importante obra como documentalista producida en Cuba y actualmente, trabaja en su patria natal en la proyección de una futura industria allí. Su más reciente obra, titulada “En un rincón del alma” (93 minutos, 2015) ahonda en la evolución e involución la Revolución Cubana a partir de una larga entrevista realizada al escritor cubano Eliseo Alberto, antes de su fallecimiento.

En declaraciones al portal “el cineescortar” (2015), el autor confesó haber dedicado su película, a la memoria de su padre, a “la nación cubana, a la patria que me vio crecer y a todos los cubanos vivan donde vivan y piensen lo que piensen”.

Y consideró: “Será sin dudas una nueva película para la naciente cinematografía salvadoreña y una nueva obra para Cuba. Es mi mejor regalo para esas dos patrias que tengo yo”.

En la historia del cine Rienzi Pared Pérez, es una referencia en el estudio del cine. Ha investigado desde el inicio de la industria hasta nuestros días, y mostrando cada semana, desde las páginas de Listín Diario, el valor de los grandes clásicos.

En torno al género documental en la historia del cine, Pared Pérez indica que este se inicia con el mismo nacimiento del cine: “Esas imágenes de las películas de los hermanos Lumiere son documentos de la realidad expresada en imágenes. A través de los años se perfecciona el cine como tal, y a principios de la década de los años 20, sale al público lo que algunos historiadores consideran el primer documental de la historia del cine: “Nanook El Esquimal” (1922) de Robert Flaherty. Luego, el ruso Dziga Vertov y el mismo Luis Buñuel, realizan cortometrajes que ayudan a comprender este género dentro del séptimo arte.”

Y agrega: “Más adelante, el francés, Alain Resnais nos entrega su documental sobre los campos de concentración nazi, “Noche y Niebla”. En las décadas de los 50 y 60, con la magia de la televisión, el documental tiene un espacio cultural para un grupo de público que busca una alternativa. Es tanto el éxito, que se crean cadenas televisivas solo para difundir este tipo de películas, tratando de llegar a una audiencia que gusta del conocimiento tomado de la realidad”.

A través de los años, Rienzi Pared Pérez considera que el documental ha variado en su estructura y la manera en la cual el director o el productor cuenta la historia. Es por ello que afirma: “No es lo mismo ver un documental de los años treinta con uno del siglo XXI porque la cantidad de información y la manera en que se narra es distinta. Esto sin agregar la parte tecnológica de cómo se realiza hoy en día una película”.

Él tiene sus grandes clásicos del cine documental: “Nanook el Esquimal” (1922); (“El triunfo de la Voluntad” del 1935); “El Hombre de la Cámara” (1928); “Noche y Niebla” del 1955; “Holocausto” del 1982; “La delgada línea azul” (1989); “Las Hurdes” o “Tierra sin Pan” (1933) y “La Marcha del Emperador”, del 2005.

Y como género cinematográfico, según explica el experto, el documental “no es más que una expresión de un aspecto de la realidad, estructurado en imágenes.”

En el caso de República Dominicana, el experto considera que el país llegó tarde a este arte que nació hace más de 100 años; sin embargo, reconoce que en los últimos 30 años René Fortunato ha realizado como buen cineasta a una serie de documentales de corte histórico. También existen jóvenes cineastas que procuran incursionar en cortometrajes, pero falta más apoyo para que esa industria pueda madurar más.

El documental en Cuba El crítico de cine y escritor de origen cubano Iván Pérez Carrión, afirma que el documental en Cuba tiene una historia de más de 120 años, si se cuenta a partir del año en que se vio aquel cine incipiente de los hermanos Lumiére en La Habana, en 1897. “Tiene más años que la República de Cuba, que se proclamó en 1902. Pero es que la capital, La Habana, siempre fue una ciudad muy animada, de mucho movimiento, y el cine no iba a ser una excepción”, reseña Pérez Carrión.

A su modo de ver, el primer material cinematográfico que se filmó en Cuba fue un simulacro de incendio.

“Tú dirás que lo viejo no necesariamente es bueno o gusta. Pero el cine sí lo hizo, desde el comienzo, como documental y como ficción. En Cuba siempre fue así, en todas las épocas. Se proyectaban documentales y noticiarios en las salas de cine. Formaban parte del programa, y como fueron bien recibidos por el público, creo que esto fue un factor muy importante para que los realizadores primero, y luego las casas productoras, se sintieran estimulados a crear documentales”, manifiesta el autor radicado en el país.

Desde la concepción de Pérez Carrión, el documental es de vital importancia dentro del cine. En Cuba, por ejemplo, muchos de los mejores realizadores hicieron documentales en determinado momento de su carrera. O volvieron al documental en algún momento. “Y por supuesto, uno de los motivos para esto es que mediante un documental puede expresar mejor lo que quiere decir”, dice.

Aun así, no cree que los cineastas acudan al documental sencillamente porque no tienen recursos suficientes para realizar un largometraje: “Tiene que haber una razón más poderosa, una necesidad de comunicación que se puede encaminar mejor mediante un documental. Para mí, el documental tiene su espacio, y creo que lo va tener siempre que exista el cine”, valora el crítico.

Cuestionado sobre si el documental es un género de minorías, Pérez Carrión considera: “Pienso que ver algo que tenga que ver con tu realidad, o te aporte conocimiento, siempre será bien recibido. Y en Cuba el documental llegó a tenerse no solo como una vía de información, de comunicación, sino como arte. En ese país se hablaba de ciertos documentales como si fueran una película de éxito. Y no hablo de dos o tres. Hay muchos documentales cubanos que constituyeron el plato fuerte de una programación de cine comercial y la gente los iba a ver como lo más importante en cartelera del fin de semana.

Un buen documental puede competir perfectamente con una película de ficción. Por supuesto, el cine eminentemente comercial es una competencia muy dura contra el documental. Pero el que busca cine de calidad no necesariamente establece diferencia entre una buena película de ficción y un buen documental.

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