Celebran 25 años de revista Siete culebras

Ayer fue viernes en el Cusco. Y los viernes, sería un día normal para Mario Guevara Paredes. Se levantaría temprano en la mañana a recorrer empresas públicas y privadas en busca de patrocinio para las diversas publicaciones de su editorial.

Al mediodía, se volvería a dar cuenta de que en este mundo de hoy vale más la ignorancia que el juicioso valor del conocimiento. Sin embargo, no se daría por vencido y continuaría arañando la tierra en busca de recursos para sacar adelante sus proyectos. Después de comer, y en vez de dormir la siesta, volvería a salir en busca de puertas sensatas. Algunas podrían abrirse, tal vez las más pequeñas. Y con lo poco que pueda reunir, volvería a sentarse en la mesa de su escritorio a escribir números que cada vez se reducen más, números exigidos en las imprentas locales, de las cuales sale su impronta de editor.

Todo eso podría transcurrir cualquier viernes en la vida de este narrador y cineasta peruano que un día descubrió el valor de las letras y decidió integrarlas a sus publicaciones de diferentes formas. Pero ayer viernes, ocurrió un suceso que habla de su vocación humanista y de su capacidad de no dejarse seducir por la inmediatez. Ayer viernes se presentó en su Cusco natal, el número que celebra los 25 años de vida de su revista andina de cultura ‘Sieteculebras’ (uno de los esfuerzos más valiosos en la vida editorial de su región y de su patria) en la cual han publicado, durante ese tiempo, sus artículos, cuentos y poemas, cientos de autores locales e iberoamericanos junto a más de veinte firmas dominicanas.

Años atrás, Sieteculebras dejó de ser solo el nombre de una revista para convertirse también en un sello editorial, que tiene en su haber un valioso catálogo de autores que próximamente incluirá una antología de microrrelatos dominicanos.

De manera que el viernes de ayer podría traer un nuevo rostro a los viernes de Mario. Y nosotros, desde aquí, además de aplaudirlo, podríamos incluirnos también en su felicidad no solo por entender el valor de lo que hace, sino por celebrar su inextinguible extirpe de escritor comprometido con la ficción latinoamericana, como lo fueron ayer los grandes autores del continente.