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“Errata de fe” de Carlos Roberto Gómez Beras o la equivocación del río.

Los caminos del poeta, como experiencia, son imprevisibles. Siempre hay una desilusión que, primeramente, no se vislumbra, sin embargo, presentimos advertir detrás de las palabras en el poema. Dicen, pero, a su vez, ocultan. En el vestigio de lo acontecido, la equivocación resalta con deslumbrante luz. El misterio de lo efímero se experimenta como un acto de fe escritural. En el poema podemos disfrutar de la libertad del error. Error vital ajeno al racional, entonces, intervienen otros aspectos, como por ejemplo, el sueño. Dicha aventura aventaja o acrecienta nuestra percepción. Vale hacer el viaje, no de lo que sucederá, sino de lo sucedido. El poeta exalta lo que más le aqueja: la muerte.

Este párrafo reflexivo viene bien a la búsqueda del poeta Carlos Roberto Gómez Beras. Nacido en República Dominicana (1959) y renacido en Puerto Rico (1964). Por orden de nacimientos pertenecería al grupo de poeta de los 80. Errata de Fe es un poemario que transita por los caminos de la equivocación como reflejo vivencial del río que ha desembocar en el océano de la sombra. El hombre busca un sentido a la vida para establecer una razón al fluir incesante de la cual somos parte. Vivir es andar entre la bruma de la equivocación, y lo certero de la misma se plantea en el poema, como documento que certifica el posible sentido. Dicho documento no testifica por lo que tenga de veraz. Testifica desde una órbita metafísica. Errar: La aventura. Error: la libertad de disentir como experiencia peculiar del sujeto. Errar no es acertar, más bien, discurrir sin albergar destino. Erramos al considerar la vida equivocadamente con respecto a nuestro desear, pero ella, en sí, nos invita a la trascendencia que es otra manera de errar. Nuestro poeta rastrea estas inquietudes de sentimientos que, si no nos llenan de culpa, nos angustian ante la impronta del sin sentido.

El libro está dividido en cuatro partes: Heridas como Labios, Ocho Estudios Incompletos, Las Cosas que Perdimos en el Fuego y Fe de Erratas. La parte más interesante es la última, en especial, la certeza o la corrección de lo vivido.

Algunas consideraciones con respectos a los poemas: me parece que si el poeta hubiera tenido más astucia habría cosechado mayor esplendor. Por ejemplo, cierta tautología entre un verso y otro hacen no una redundancia, como técnica, sino cierta recurrencia innecesaria, además, asociaciones inarticuladas. El recurso de llevar al mito a su experiencia personal sin trascenderla o algunos giros sintácticos que colindan con ideas gastadas que no producen el efecto psicológico esperado.

ETUDE #8

“En tu ceniza busco alguna respuesta

Pues entre el humo, que es tu epílogo,

Van dibujándose nuevas preguntas.”

(Pág. 71)

Este breve poema está poblado de sugestivas preguntas que no pueden responderse. ¿Qué respuesta puede darnos la muerte? Nada que nos sirva en este lado. Por demás, especulaciones que emergen de la vida misma. Pero ese dibujo es ya una señal de algo vedado. El amor nos invita a la permanencia, pero nada permanece en el mundo de lo compuesto. Insistimos por el apego, por el error de creer lo que soñamos. El tiempo siempre devora, entonces, la ceniza será lo que el sueño nunca nos podrá ofrecer. Y Carlos Roberto Gómez Beras lo ha intuido por la poesía.

El poema invita a una pasión donde somos actores y, sin embargo, osamos ir más allá del simple libreto que presenta el destino. Para ello hay que tener fe en un mundo de accidentes inconfundibles donde, tal vez, se encuentra lo buscado.

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