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NEGRITA COME COCO

Dulce amor

La Chari (su verdadero nombre es Caridad Mota Martínez) vive con una angustia en el corazón y por las noches no duerme pensando si amanecerá viva al día siguiente.

A pesar de llevar varias pruebas a la Fiscalía y al Destacamento Barrial del abuso recibido por parte de su esposo, nadie hizo nada y solo le dieron una orden de alejamiento para que, ella misma, se la entregara a su marido.

—Hay que ver qué tú hiciste para que Luis te hiciera eso. Porque él no te va a dar así por así—, le dijeron las hermanas de su esposo cuando La Chari fue desconsolada y hecha un mar de lágrimas a decirles lo que pasaba.

Y es que, queridos negritos, nuestra Chari no encontraba consuelo en ningún sitio.

Por un lado era su esposo, quien la llamaba todos los días para decirle que si por mano del Diablo lo metían preso por su culpa cuando saliera la iba a matar a ella y al niño.

Por otro lado, su propia familia le decía que tratara de reconciliarse con Luis porque ellos no tenían dinero y menos podían mantenerla a ella y a su hijo.

Otros, los más atrevidos, le decían que a los hombres no se les puede provocar.

Que lo mejor que podía hacer era ser más sumisa y volver con su esposo, que ninguna de las amenazas que él le hacía era cierta.

—Eso lo dice de la boca pa’ fuera, Chari.

Ese hombre ta’ asfixiado de ti—, le comentó la vecina a nuestra protagonista.

Tanto fue lo que la gente insistió para que volviera con su marido, que nuestra Chari regresó con él. Después de todo, él le había prometido que cambiaría.

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