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Historia del cine peruano (y 2)

Salvo la honrosa excepción del movimiento ambientalista de Iquitos, los primeros cincuenta años del cine peruano transcurrieron bajo un influjo comercial, el cual desapareció a partir de los años 30 del siglo XX por la falta de inversión para desarrollar una industria nacional de envergadura, capaz de reclutar y desarrollar los talentos con intenciones de proyectar al país a partir de su cultura y su historia.

A pesar de este estancamiento, figuras como Julio Barrionuevo, Pedro Valdivieso, Eduardo Tellería y César Miró se involucraron en mayor o menor medida en el mundo del cine. En la mencionada década las empresas distribuidoras proyectaban en las salas de Lima, con frecuencia semanal, películas de diversas cinematografías de Argentina, Estados Unidos, México y Francia, entre otras.

Ricardo Bedoya, en su “Historia del cine peruano” apunta que aquellas funciones, que incluían largometrajes, cortos y noticiarios, comenzaban a la una de la tarde y concluían al atardecer.

El lunes femenino estaba dedicado a la mujer, el martes se enfocaba en la vida social, el miércoles sobresalían las flores, el jueves era día de estrenos que se mantenían en cartelera durante el fin de semana.

De manera que el cine internacional era una competencia muy fuerte para las cintas locales que, a pesar de que en el país ya existían profesionales dedicados al químico de los fotogramas. Este procesamiento dio origen a la tecnología del procesado de películas.

Un capítulo importante dentro del desarrollo del cine peruano fue la creación sistemática de los noticiarios cuyo contenido reseñaba la vida política, desfiles de modas, paradas militares, notas comerciales y temas extranjeros. Una vez fuera de cartelera, estos noticiarios se proyectaban en los centros laborales y recintos de estudios. Los años cincuenta fueron desastrosos para la industria peruana toda vez que la producción de películas, cortos y noticiarios colapsó, por falta de visión y de estrategias culturales. También, la venta del laboratorio de tecnología cinematográfica se comercializó y sus nuevos dueños no atendieron al reclamo del país. Desde entonces, las películas peruanas no fueron las mismas y sus actores eran figuras improvisadas, de muy poca profesionalidad.

La gran excepción ocurrió en la ciudad del Cusco donde se continuaron produciendo documentales y noticiarios, a través de lo que se conoce como el Cine Club Cusco. Los cineastas vinculados a este proyecto, filmaban las costumbres de los pueblos andinos y hasta llegaron a producir largometrajes. Dos de esos fueron ‘Kukuli’ (Luis Figueroa, 1961, 64 minutos. Primera película filmada en idioma quechua), y ‘Jarawi’ (1966), piezas inspiradas en relatos indígenas. ‘Kukuli’ fue un filme fundador. Volvió los ojos del mundo hacia el cine peruano en general, y cusqueño en particular. Su director, Luis Figueroa fue una figura que trascendió como uno de los grandes realizadores de su tiempo.

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