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SÉPTIMO ARTE

Un cineasta llamado José María Cabral

Con 28 años de edad y cuatro largometrajes de fi cción a cuestas, ha explorado diversos géneros en el mundo del cine y ha llamado la atención por su carisma y coraje fílmico

Laborioso. Comenzó en el mundo del cortometraje, algunas historias marcaron época como “Un millón por Sobeida”, otras de tono social, y se dio cuenta que el cine sería su profesión de por vida.

Laborioso. Comenzó en el mundo del cortometraje, algunas historias marcaron época como “Un millón por Sobeida”, otras de tono social, y se dio cuenta que el cine sería su profesión de por vida.

El cine no es pensamiento y acción, sino técnica. Una técnica que produce dinero, como todas las técnicas. Un arte depurado, integrador de manifestaciones que no pueden circunscribirse al estrecho marco de una industria, aunque debe de marchar en consonancia con ella por múltiples razones extracinematográficas.

José María Cabral lo sabe. Tal vez con frases más o menos parecidas, pero está consciente de que el reto mayor para hacer cine es ser distinto.

En el panorama actual del séptimo arte en la República Dominicana, Cabral ocupa un espacio ganado a base de retos, riesgos, balances, caídas, resurrecciones y, sobre todo, con mucha pasión. Hace las cosas distintas y siempre consigue lo que se propone.

Sus cuatro largometrajes de ficción realizados hasta la fecha tienen en común la mirada insomne, la locura entrañable y el culto a lo inaudito. Son películas fuera de lo común, como también los fueron sus cortometrajes anteriores, materiales que le allanaron el camino para llegar a las profundas aguas del largometraje con un buen salvavidas atado a su existir.

Además, José María Cabral tiene otro mérito: hace cine para los dominicanos y sobre los dominicanos. Prefiere actores y locaciones nacionales (¿y lo nacional no puede ser universal?). Inventa y reinventa historias a partir de situaciones de nuestro presente. Es claro, preciso y directo. Juega con los géneros como si estuviera dentro de ellos con ingenio y devoción. No le teme al que dirán, y dentro de su manera de hacer cine, rompe clisés y pone a valer a actores y técnicos que otros directores cualquierizan en sus ¿películas?. Y apunto. Creo que al cine de José María Cabral le falta trecho por recorrer. Pero para muestra, un botón. En sus cuatro largometrajes de ficción se respira cine, se descubre inquietud renovadora, se siente pulso seguro y mano firme. Él escribe, dirige, produce y hace la postproducción de sus películas.

Con el paso del tiempo y cuando los financiamientos que consiga le permitan trabajar con más holgura, de seguro delegará algunas de estas responsabilidades, y se dará a la caza de técnicos que piensen y actúen como él, en beneficio de sus películas.

José María Cabral no tiene estampa de “genio”. Sin embargo, es un joven dominicano arriesgado, corajudo y con talento que ha decidido hacer su propio cine, y hasta el presente, ha sabido llamar la atención de los que saben.

Sus películas

“Jaque Mate” sorprendió a un público acostumbrado a un cine dominicano “ligero”. Fue una película de impacto. Golpeó donde debía y abrió un espacio de importancia: “Aquí hay un director”, se llegó a decir con justeza. Lo más llamativo fue su argumento, muy bien llevado al guion. “Jaque Mate” surgió en un momento crítico para el cine dominicano donde se pedían a gritos buenas historias y buenos guiones. Con independencia de ciertos maniqueos y vicios de actuación, la película gozó de una realización sin demasiadas complicaciones y de una postproducción que, sin sutiles exigencias, cumplió su cometido: dejar dentro del metraje lo mejor del filme.

La comedia

“Arrobá”, con el paso del tiempo, se estudiará como una de las comedias dominicanas renovadoras del género dentro de los cánones nacionales.

Sus protagonistas, comediantes populares de la televisión y, a todas luces, muy mal dirigidos en cintas anteriores, aquí demuestran que pueden hacer un trabajo decoroso de la mano de un director que no solo busca el éxito mercurial. Estamos en presencia de un filme ambicioso que no solo recorre la historia dominicana entre risas y asombros, sino que desenmascara algunas de nuestras manchas como sociedad en los planos económico, político y de seguridad, entre otros.

Cabral acude a la ciencia ficción y lo hace bien.

Confieso que soy muy exigente a la hora de disfrutar el sentido del humor en una película. Y mucho más, si es dominicana. Todos saben lo que pienso de los directores de cine nacionales que, amparados en el poder, han convertido la Ley de Cine en un nicho muy particular para sus propios intereses y el de sus amistades. Sin embargo, “Arrobá” me enganchó, tocó mi lado vulnerable y me hizo pasar un rato de entretenimiento. La cinta todavía es recordada y, además, me atrevería a recomendarla entre las mejores comedias que se han hecho aquí.

La denuncia social se digiere entre carcajada y carcajada, y la fluidez del discurso cinematográfico permite el disfrute visual sin exigirle mayores “sacrificios”.

El drama

“Despertar” retoma el tema de la ciencia ficción, pero le da la espalda a la comedia. Este es tal vez el film más logrado de José María Cabral cinematográficamente hablando, donde funcionan a sus anchas los elementos de la puesta en escena.

El buen trabajo de casting se complementa con una dirección de actores que no permitió excesos, ni devaneos.

El éxito de “Despertar” como película se encuentra en la puesta en escena de su guion. Cabral supo integrar los elementos técnicos necesarios para lograr un material de altura.

Tal vez esta sea su película de menor presupuesto. Locaciones, mobiliario, ambientación, vestuarioÖ todo fue concebido y logrado bajo un absoluto matiz de austeridad. Sin embargo, la pasión, la creatividad y el deseo de explorar fórmulas inéditas para el cine nacional lo enrumbaron por el camino del emprendedor.

“Despertar” no tuvo buena taquilla. No podría tenerla en un tiempo donde los mayores financiamientos se lograban para proyectos cinematográficos que garantizaran un resultado taquillero acorde con la inversión de los patrocinadores.

Pero tuvo algo que no lograron esas “comedias taquilleras”: lo auténtico.

Humor negro y cine epocal

Con “Detective Willy”, Cabral explora el cine de época a partir de comedia negra. Saca adelante una historia bastante equilibrada, gracias al nivel de integración disciplinaria director-reparto, sobre todo con su protagonista, una figura muy utilizada por un tipo de cine muy populista con fines exclusivamente burlescos.

Este film es, tal vez, el que descubre con más vehemencia la capacidad tecnológica del director y su intención de manejar elementos de vanguardia dentro del ámbito fotográfico, de efectos especiales, contrastes epocales, vestuario y otros.

“Detective Willy” puede guardar cierta influencia del cómic “a la dominicana”. Pero es innegable que, como película, queda enrropada sin hipocresía ni ínfulas preciosistas. Estamos frente a una cinta “loca” en el sentido popular de la palabra. No pretende invocar remordimientos, se disfruta y provoca la risa interior (no la carcajada) porque está concebida a partir de personajes míticos cuyos estereotipos el director se encarga de romper dentro de la propia obra. ¿Tiros? ¿Golpizas? ¿Aparataje al estilo Hollywood con carros y helicópteros? Esa parafernalia no es gratuita, ni elocubrada. “Detective Willy”, al igual que “Arrobá”, hace reír. Pero también, hace pensar.

No estaría equivocado quien la viera como una manera de replantear temas y “dominicanizarlos” en busca de nuevos horizontes para el cine nacional.

(+) JOSÉ MARÍA CABRAL Y LOS CORTOS

José María Cabral comenzó en el mundo del cortometraje. Y lo hizo con obras que lo presentaron como un cineasta de armas tomar, con un discurso digno, serio, lleno de frescor y valentía expositiva. Un discurso que acude al humor para navegar a contracorriente. Algunas de estas piezas hoy se pueden apreciar por la internet y hablan por sí solas.

Cortometrajes

1-”Excesos” (2008).

2-”Un millón por Sobeida” (2009).

3-”15 minutos” (2010).

4-”Espejitos de oro” (2011).

Y vendrán más.

José María Cabral realiza su mayor esfuerzo para destacar sus propuestas. Jaque Mate, Arrobá, Despertar y Detective Willy resaltan el principio de lo que será una larga carrera en el cine.

Cineasta. José María Cabral dirige, produce, escribe y es el alma de sus películas.

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