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Avelino Stanley: “Estuve bailando un vals con la muerte”

Satisfacción. Con mayor interés el escritor desea sumergirse en sus ambiciones literarias. En lo próximo contempla culminar una obra sobre la problemática dominicohaitiana. Lleva 10 años escribiendo el libro y afirma que no tiene prisas, solo quiere alcanzar la satisfacción literaria con la madurez de la obra.

Satisfacción. Con mayor interés el escritor desea sumergirse en sus ambiciones literarias. En lo próximo contempla culminar una obra sobre la problemática dominicohaitiana. Lleva 10 años escribiendo el libro y afirma que no tiene prisas, solo quiere alcanzar la satisfacción literaria con la madurez de la obra.

Una recuperación satisfactoria es el signo con que se describe al escritor Avelino Stanley. Al llegar a su hogar, él abre la puerta, recibe a sus invitados de pie, extiende su hombro para saludar e indica con el movimiento de sus manos que es momento de entrar.

Un avance magnífico para una persona a la que un síndrome lo pudo dejar en estado tetrapléjico (sin movimiento alguno de las extremidades motoras).

En septiembre del 2015, Avelino Stanley se encontraba en cuidados intensivos en la Plaza de la Salud con pronóstico reservado.

Le detectaron el síndrome de Guillain- Barré, un trastorno que ocurre cuando el sistema de defensa del cuerpo (sistema inmunitario) ataca parte del sistema nervioso por error. Esto lleva a que se presente una inflamación de nervios que ocasiona debilidad muscular o parálisis, y otros síntomas.

Stanley estuvo 40 días sin movimientos en manos y pies; pero su fuerza de voluntad, la diligencia del equipo de médicos y enfermeras, el apoyo incondicional de su esposa, la historiadora Reina Rosario, su hija, su madre, demás familiares y con las terapias, empezó a recobrar la movilidad.

“Los médicos dijeron que para que yo recobrara la movilidad pasarían de seis meses a un año.

El intenso proceso de terapias y mi estado crítico impedía que me trasladasen a diario al hospital, de modo que un fisioterapeuta vino hasta mi casa. La larga sesión de terapia, el apoyo de mis familiares y mi fuerza de voluntad influyeron para que en más de un mes yo comenzara a caminar nuevamente”, expresa con voz pausada.

Para el escritor de “Tiempo Muerto”, Premio Nacional de Novela (1996), otro factor a su favor fue la atención inmediata en un centro específico, en la Plaza de la Salud, que pudo determinar el tipo de enfermedad que le aquejaba.

Síntomas y tres aspectos claves Stanley relata: “Asistía a un encuentro internacional de Historia y Cultura, en la biblioteca Pedro Mir de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde me comenzó un calambre persistente que en menos de 24 horas me impidió caminar. Perdí las fuerzas. Cuando llegó el momento de mi ponencia no puede pronunciar mi discurso de pie, sino sentado. Al terminar, se me hizo imposible incorporarme nuevamente.

Luego, salí caminando sostenido de mi esposa y un amigo, pero caí al suelo. De inmediato fui llevado a la Plaza de la Salud. Aunque perdí la fuerza, estaba consciente”.

De acuerdo a los estudios, el síndrome de Guillain-Barré puede ser muy agresivo y provocar la muerte sino se actúa con tiempo. Las estadísticas dicen que 1 de cada 100 mil personas les afecta. “Me suministraron 5 dosis de inmunoglobulina, pero fue preciso que se me aplicara otro tipo de tratamiento para que fuera asimilado por mi cuerpo”, sostiene.

El escritor considera que tres aspectos claves son parte de su estado de salud satisfactorio: el equipo de médicos, “los médicos, enfermeras y el personal general de hospital fueron muy diligentes y con un comportamiento muy humano; el amor, “el amor de mi esposa, mi hija, mi madre, mis hermanos, demás familiares y amigos, me hicieron reafirmar el significado que tiene esa virtud”.

Y las oraciones: “Se inició una cadena de oraciones con personas conocidas y hasta desconocidas, dentro y fuera del país. Yo siento que esos factores combinados fueron mis aliados”, afirma Stanley.

Reflexión sobre la vida Cuando se está al borde de la muerte, el ser humano siente el interés de analizar la vida misma y a la vez, darle valor a cosas más simples.

Avelino Stanley, de 56 años edad, tiene un matrimonio estable. Su hija, Karen Stanley lo hizo abuelo de Darwin Avelino, de 10 años y dulce Elena, de 7 años. Está integrado a la cotidianidad; escribe en la computadora, disfruta de la lectura, conduce en su vehículo todos los días al hospital a recibir las terapias, entre otras cosas. “Me siento mucho mejor, aunque no recuperado del todo, aun se me siguen acalambrando las manos o los pies, sobre todo al despertar, pero el síndrome nunca afectó mis órganos vitales”, indica.

Después de esa experiencia, Avelino afirma con convicción: “Estuve bailando un vals con la muerte”. Aun así, el escritor indica que llega el tiempo para reflexionar sobre la visión de la vida. Al reflexionar, reafirma: “Reafirmo mi amor familiar, mi amor hacia la humanidad, el sentimiento de paz hacia los demás y al entorno donde uno forma parte; reafirmo mi decisión de luchar y de auxiliar a favor de los que no tienen voces”.

Quehacer literario Al preguntarle si seguirá escribiendo, la respuesta fue más que obvia: ¡Claro que seguiría escribiendo! La escritura desde temprana edad se convirtió en parte de su esencia. “Siento que sería imposible desvincularme de la literatura, sería apartarme de una parte de mí”, confirma.

Su quehacer literario se desarrolla fundamentalmente en el área narrativa, en cuentos y novelas.

“Lo que escribo refleja mi permanente preocupación para que podamos vivir en una sociedad con mayor igualdad”, destaca.

Stanley es “cocolo”, como le llaman a los descendientes de los habitantes de las Antillas inglesas establecidos en la República Dominicana para trabajar en la industria azucarera. Su padre fue uno de ellos. Vino desde Saint Kitts.

Expresa que su novela “Tiempo Muerto” recrea toda la experiencia de la oleada migratoria de los habitantes de las colonias inglesas en el país. “La injusticia ha estado presente en toda la historia azucarera dominicana, conjuntamente con la riqueza”, sostuvo.

MÁS DE AVELINO STANLEY

Nació en 1959 en La Romana, República Dominicana, y vivió en el Municipio de Consuelo, donde fue educado por las Hermanas de la Inmaculada Concepción.

Es licenciado en Economía, tiene una Maestría en Lingu¨ística y un postgrado en Historia afroiberoamericana. Se desempeñó como Subsecretario de Cultura desde agosto de 2004 hasta que renunció a dicho puesto en marzo del 2009.

En el género de cuento ha publicado: “Los disparos”, 1988; “La máscara del tiempo”, 1996; “Los tres reyes magos”, 2000; “Danza de las llamaradas”, 2001; “El clamor de la chimenea”, 2006, (antología); “La piel acosada”, 2007; y, ”Ruptura del límite”, cuentos dominicanos, 2010, entre otras antologías.

En el género novela ha publicado “Equis”, 1986; “Catedral de la libido”, 1994; “Tiempo muerto”, 1998; “Por qué no he de llorar”, 2003; “Al fin del mundo me iré”, 2006; “La ciguapa encantada por la luna”, 2008; y, “Chichiguas que me llevan a las nubes”, 2010; Dulce esperanza de la patria, las tres últimas obras infantiles.

En el género de ensayo ha publicado “La novela dominicana 1980-2009, perfil de su desarrollo”, 2010; “Valores en Juan Pablo Duarte”, 2013.

El autor ha obtenido, además, el Premio “Sin Fronteras”, otorgado en Madrid, España, por la Asociación Mundial de Educación Especial a la novela “Equis”, en el año 2001; el Premio Ciudad de Viareggio, otorgado en Italia al cuento “Piel acosada”; y fue finalista del Premio El barco de Vapor, de la Editorial SM, con su novela “La ciguapa encantada por la luna”; Mención de Honor al cuento “El monumento”, 2013, en el certamen Miguel Ángel Asturias del PARLACEN, en Guatemala. Algunas de sus obras han sido traducidas a varias lenguas.

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