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Narrativa

Los cuentos de Sandra

Portada. Edición del año 2010.

Portada. Edición del año 2010.

Sandra Tavárez es contadora de profesión. Parece que desde sus años estudiantiles comprendió que una mujer, para sobrevivir en una sociedad machista, debe especializarse en una profesión cercana a los números. Sin embargo, es posible que ella haya sido embrujada por el veneno de las letras porque, paralelamente al oficio con Portada. Edición del año 2010.

que se gana la vida, practica la creación literaria.

Vive en la Ciudad Corazón, donde escribe y sueña.

Hasta el presente, sus cuentos han integrado dos volúmenes.

Con uno de ellos, “Límite invisible” mereció una beca del Sistema Nacional de Creación Literaria, y fue publicado por la Editora Nacional.

El segundo, “Matemos a Laura” contiene historias distinguidas en algunos concursos del género. Todavía le queda camino por andar. Y ella lo sabe.

Pero no deja de escribir y eso, unido a sus lecturas, le van encendiendo la creatividad.

Tomemos tres relatos de “Matemos a Laura”.

El primero, “El Informe”, impacta no por su tema (el padrinazgo a los maleantes) sino por la manera de presentar, en segunda persona del singular, la reflexión de impotencia de un oficial policial al conocer la noticia de que un delincuente acabado de capturar no iría a prisión “por órdenes superiores”.

A manera de Leimotiv, transcurren los instantes de un hombre que ve apagarse sus acciones dignas. Es notable la síntesis escritural, al igual que el segundo relato, “Secuestro” donde el protagonista, en compañía de sus amigos, intenta atracar a su propia familia, exigiéndole una cantidad de dinero por “caer” en manos de supuestos captores. Tal vez “El informe” posea una prosa más depurada y regular, enriquecida por un adecuado empleo de las palabras precisas, pero no por ello “Secuestro” merece echarse a un lado. Su tema conmueve y proyecta crudeza despiadada. Por último, la historia que titula el libro, “Matemos a Laura” respira humanidad el relato viene envuelto dentro de un lenguaje hipnótico, casi telegráfico, donde la historia parece lo que no es y lo que sucede es parte del reclamo familiar más que un ajuste de cuentas.

Sandra Tavárez sigue enredada entre números y letras, a pesar de su juventud. Parece que pronto estará en capacidad de tomar el toro por los cuernos. El tiempo dirá.

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