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LA CUARTA PARED

Sería más fácil

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Virginia Sánchez NavarroSanto Domingo

Sería más fácil no decir nada. Ser un artista sin opinión y color, maleable y hábil para complacer. Sería más fácil no tener llagas ni cicatrices en la piel, regalo de un inevitable pasado. Hablar del clima, del canto del ave, cubrir las grietas con algodón de azúcar. Sería un rotundo éxito no crear desde la base de la experiencia sino desde la de una imaginación cándida, portando los populares lentes color rosa. Ver todo perfecto y así hacerlo creer; aplaudir una santidad inexistente.

Sería más fácil, sí. Pero algunos no podemos. Intentamos, le damos vueltas a la idea pero al final se nos viene arriba la inexorable realidad de nuestra limitada potestad. Y esta es crear desde dentro, desde lo que han soportado nuestros ojos, desde lo que ha sentido nuestro espíritu. Y con esta creación viene una ola de consecuencias, de roces colaterales. La gente olvida que estos artistas no andan emitiendo sentencias, no porque no sea posible sino porque esa no es la chispa que enciende su necesidad de crear. Este tipo de artista más que enjuiciar busca sacar lo que lleva dentro y arrojarlo al suelo, desde donde puede observarlo, puede indagarlo, puede hacer sentido de todo lo que había estado arrastrando. Y el resultado será algo que solo ese artista puede hacer, por que solo él ha ido llevando ese material adentro. Esa es la belleza del arte, esa es su liberación. Es una capacidad que tienen todos aunque no todos se dediquen a eso... analizar la realidad. Pero la expresión de la realidad no siempre es bienvenida, ya sea porque, en esencia, es incapaz de mostrarse única e irrevocable para todo el mundo o porque a veces hay quienes prefieren no mirarla a la cara. Es entonces cuando digo que sería más fácil ser complaciente. Decir lo que otros quieren oír, pintar los colores que quieren mirar, aguantarse las viejas llagas y enviar a la inquietud de exteriorizar a un pozo de olvido. Entonces todo el mundo estaría tranquilo. El barnizado no se habría arruinado.

Talvez me equivoco. Talvez no sería más fácil. Quizás el verdadero coraje está en silenciar los múltiples matices de la condición humana y exaltar solo lo bueno para crear así una especie de feliz escape y ensueño para quien quiera escuchar. Hay artistas hábiles para esto. Hay artistas hábiles para lo otro. Hay de todo, como debe de ser. Pero no hay un artista que pueda obligarse a ser lo que no es y seguir llamándose artista. Como contestó Nina Simone cuando le preguntaron si el rol del artista era alertar al público sobre la realidad que vivía su país en ese momento: “Es algo que me he sentido obligada a hacer. Así que es MI rol. Pero a veces quisiera que no fuera así. Pienso que los artistas que no participan en la difusión de un mensaje probablemente son más felices. Pero, entiende, yo tengo que vivir con Nina, y eso es muy difícil”.

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