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INVESTIGACIÓN

Orígenes del periodismo cultural dominicano

MUCHOS ESCRITORES NACIONALES DIFUNDÍAN SUS TEXTOS Y FIRMABAN CON PSEUDÓNIMOS

Santo Domingo.- El periodismo cultural dominicano empezó su desarrollo a mediados del siglo XIX cuando surgieron los periódicos “El Progreso” y “El Oasis”, que dedicaron sus espacios a temas de esta índole como la literatura, la religión, las costumbres, etc., sin embargo lo que hoy conocemos como suplementos culturales no existían. “El Progreso” surgió en 1853 y “El Oasis” en 1854, ambos dedicaron grandes espacios de sus publicaciones a la cultura, a pesar de que también trataban otros temas, se dio la particularidad de que para la época pertenecían a intelectuales o a sociedades literarias, como el caso de este último, que era propiedad de la Sociedad Amantes de las Letras. Esta sociedad estaba integrada, entre otros, por Galván, Manuel de Jesús Heredia, José Gabriel García y Eugenio Perdomo. Pero antes de estos dos semanarios el desarrollo de este tipo de periodismo fue muy lento, porque tampoco el área periodística se había desarrollado, pues apenas a la fecha de la Independencia Nacional habían surgido varios periódicos que tuvieron corta duración. Según el historiador Emilio Rodríguez Demorizi en su libro “La imprenta y los primeros periódicos en Santo Domingo”, el primer periódico netamente dominicano fue el “Telégrafo Constitucional de Santo Domingo” (de 1821) y luego apareció “El Duende”; sobre este último explica: “El Duende vivió desde el 25 de abril hasta el 15 de julio 1821, algunos meses antes de la proclamación del estado independiente creado por José Núñez de Cáceres, con cuya extinción en febrero de 1822 sufre la imprenta dominicana largo eclipse”. En estos dos periódicos se trataban temas nacionales, pero en el segundo, en varias de sus pocas publicaciones, salió una columna llamada “Fábula” escrita por su fundador José Núñez de Cáceres y firmada con el seudónimo de El Fabulista Principiante. Entre las fábulas que llegó a publicar están: “El lobo y la raposa”, “El mulo y la acemila”, “El abejarrón y la abeja”, únicamente en su pagina cuatro; sin embargo en “El Progreso” y “El Oasis” temas de esta índole tenían mayor relevancia. El ProgresoEn la primera página de su primera edición, el 20 de febrero de 1853, se explicó que el mismo sería un “periódico político, literario y mercantil”, en consecuencia allí plasmaron su nombre figuras de la literatura nacional como lo fueron los hermanos Javier y Alejandro Angulo Guridi, Manuel de Jesús Heredia, Nicolás Ureña de Mendoza y Félix María Del Monte. Este semanario, que aparecía los domingos, tenía, al igual que la mayoría de la época, 4 páginas de las que su segunda era dedicada especialmente a la literatura, aunque se trataban otros temas en las subsiguientes, como lo mercantil con la llegada y salida de buques a los puertos, necrología con las muertes ocurridas en fechas recientes y crónica exterior consistente en un resumen de las noticias internacionales. El derroche literario no se hacía esperar tras cada tirada, pues desde el primer número hasta el octavo se publicó de manera fragmentada una parte de la novela de Alejandro Angulo Guridi titulada “Cecilia”, a la que se dedicaba la mitad inferior de la primera y de la segunda páginas y de la cual solo apenas salieron varias entregas. Además, tenía un espacio para la poesía nacional donde escribieron poetas del país sobre diferentes temas, especialmente el amoroso, tuvo un espacio para Religión y Moral, Costumbres y en un cuadro a modo de anuncio en la última página exponiendo los libros que estaban en venta en el momento. En sus páginas, el público tuvo la oportunidad de leer libros como una novela de Alejandro Dumas titulada “Chateaubriand”, que se publicó en 6 capítulos por separado, y otro libro del mismo autor titulado “El premio de los pichones”, que fue publicado en cuatro capítulos, desde el numero 9 hasta el 12 del periódico, en una sección denominada “Folletín”. Existieron periódicos antes de “El Progreso” que trataron temas de otra índole, como la política, durante el proceso de Independencia Nacional como “El Dominicano” que publicaba las noticias de la guerra dominico haitiano y la “Gaceta del Gobierno”. Otro de los periódicos que priorizaron la cultura fue “El Oasis”, un semanario de cuatro páginas que vio luz en 1854, el mismo era propiedad de la Sociedad Amantes de las Letras y estaba dedicado especialmente a la cultura, aunque también trataba otros temas, y tenía las secciones: Literatura, Folletín, Costumbres y Religión y Moral. “El Folletín” dedicó grandes espacios a la cultura en cada tirada, abarcando la mitad inferior de la primera página, y cuando salió por vez primera que fue desde el segundo número, el 3 de diciembre de 1854, fue con un soneto firmado con el seudónimo Antimenes de Manuel de Jesús Heredia, dedicado a la memoria del coronel Elías Piña, quien había muerto en 1848. Regularmente los autores firmaban los textos con seudónimos tales como; Antimenes, Celiar (Pedro de Castro hijo), Cástulo (Nicolás Ureña de Mendoza), Eudoro, Ingenuo (Eugenio Perdomo) y Emmanuel, que era el intelectual dominicano autor de la obra “Enriquillo” y fundador del mismo semanario, Manuel de J. Galván. Entre otros textos, el semanario publicó poemas esencialmente amorosos, relatos sobre diversos temas, entre estos de la costumbre dominicana, y a partir de su tercer número comenzó a publicar un “Resumen de la Historia de Santo Domingo” muy detallado que empezó desde la época de Cristóbal Colón. El semanario no fue creado para tocar temas del ámbito político, aún así realizó críticas en otros temas; por ejemplo en la publicación del 14 de enero de 1855 en una columna llamada “Quejas de la tumba” y titulada “Contra el merengue”, en un poema firmado como “Enmanuel” se descalificaba el merengue diciendo que dicho ritmo musical era aborrecible, de impíos y de libertinos. Más publicacionesDespués de “El Oasis” existieron otros periódicos, como “La Razón” y “Flores del Ozama”, y según explica el historiador Rafael Darío Herrera en su conferencia “Los intelectuales y los primero periódicos” la “Gaceta del Gobierno”, creado en 1851 como órgano oficial del Estado dominicano, pasó a denominarse la “Gaceta Oficial” bajo la dirección de Manuel de Jesús Galván, para luego en 1865 denominarse “El Monitor”. En este último periódico no había espacios culturales, era de carácter gubernamental, donde el gobierno publicaba sus decretos, resoluciones, etc.; sin embargo existieron otros que siguieron la índole de “El Oasis” y “El Patriota” y “La Regeneración”, hasta llegar a 1872, cuando aparece el periódico más importante de Puerto Plata para ese momento: “El Porvenir”. Este periódico, fundado por la Sociedad Amigos del País, en principio se planteó que se publicaría tres veces al mes, solo los días 1, 8 y 15, pero desde el sábados 9 de marzo empezó a publicarse todos los sábados; el mismo era dirigido por el exiliado cubano Miguel Fernández Arcila (Doctor Claria). En sus páginas escribieron Nicolás Ureña de Mendoza, Frank Nirimo, Fernando Valverde, Eusebio Blasco y José Antonio Calcán; y varias veces se publicaron escritos de destacados escritores de renombre internacional como del dramaturgo español Juan Eugenio Hartzenbusch. Además de la cultura era dedicado a la ciencia, el comercio y la agricultura, y sobre los temas nacionales eran esenciales las noticias sobre el Ayuntamiento de Puerto Plata, pero uno de sus espacios culturales era: “Gacetilla”. Este semanario dio a luz la noticia de la muerte del novelista francés Alejandro Dumas en una nota que publicó el 16 de marzo de 1872 con una biografía y un perfil del autor de los libros “Los tres mosqueteros” y “El Conde de Montecristo”, quien había muerto 1870. La realidad es que ninguno de estos periódicos tuvo suplementos culturales, lo que más se asemejó a un suplemento fue una hoja que sacó “El Porvenir” en varias publicaciones que no contenía nada de literatura sino noticias mercantiles e internacionales. VIENEN MÁS IMPRESOS CULTURALESLuego de “El Porvenir” se publicaron otros periódicos como “El Nacional”, “El Estudio” (1879-1881), “El Eco de la Opinión” (1879-1898), fundado este último por Francisco Gregorio Billini, “Listín Diario Marítimo” (1889) hoy “Listín Diario”. Surge también el diarismo dominicano, con “El Telegrama”, de César Nicolás Penson y en el cual colaboraban Pablo Pumarol, Francisco Henríquez y Carvajal y Eugenio María de Hostos; y paralelamente empiezan a publicarse revistas literarias que trataremos en un próximo trabajo. De acuerdo con el historiador Rafael Darío Herrera: “A partir de la década de 1880, con la llegada al país del sabio puertorriqueño Eugenio María de Hostos, se produjo una verdadera revolución cultural, pues el maestro introdujo métodos razonados de enseñanza que superaban la educación religioso y memorística que predominaba en las escuelas, y sobre todo se entregó a la formación de maestros”. Y agrega: “Fue a partir de la labor educativa y cultural de Hostos cuando surgió en nuestro país una intelectualidad como cuerpo, aunque sometida a precariedades materiales. Antes de Hostos en el país no se publicaban libros, lo cual nos da una idea del estado de abatimiento cultural de la sociedad”.

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