Espían a los pingüinos con un robot rodante

La nueva herramienta para los biólogos es el robot bebé pingüino espía, tan convincente que los pingüinos prácticamente le “hablan”. Los pingüinos emperador son notoriamente tímidos. Cuando los investigadores se acercan, se retiran y se les eleva el ritmo cardíaco, pero eso no es lo que necesitan los científicos cuando quieren verificar el ritmo cardíaco y la salud de esas aves. Así, científicos internacionales crearon un aparato rodante de control remoto disfrazado de polluelo para que se acurruque entre los pingüinos tímidos en Tierra Adelie, en la Antártida. Los investigadores podían hacer sus observaciones desde casi 198 metros (unos 650 pies) de distancia. La primera versión del aparato, fabricado de fibra de vidrio, no pasó la prueba y asustaba a los pingüinos. Los investigadores probaron cinco versiones hasta que consiguieron el disfraz apropiado.