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TECNOLOGÍA

¿Alergia al móvil?

TELÉFONOS MÓVILES, ORDENADORES Y REDES INALÁMBRICAS SON SOLO ALGUNOS DE LOS NUEVOS APARATOS ANTE LOS QUE ALGUNAS PERSONAS SE SIENTEN FÍSICAMENTE MAL

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Laura Serrano-Conde | EFEReportajes

Las ondas electromagnéticas están cada vez más presentes en las sociedades modernas. Provienen de hornos, microondas, teléfonos inteligentes, ordenadores, dispositivos inalámbricos, redes wifi y otros muchos aparatos que se usan cotidianamente, pese a que ya está demostrado que pueden provocar cierta alergia en algunas personas más sensibles. Mareos, golpes de calor, sensación de quemazón, picores, náuseas, palpitaciones y cefaleas son algunos de los síntomas de una patología que los expertos han llamado electrohipersensibilidad, ¿una enfermedad del siglo XXI? Enfermedad invisibleLa hipersensibilidad electromagnética, también llamada electrosensibilidad o alergia a las ondas electromagnéticas, es una enfermedad relativamente nueva que afecta a las personas más sensibles a esas ondas que emiten algunos aparatos en un radio amplio de distancia. Según estudios recientes, esta dolencia afecta a una de cada mil personas, y en algunos países, como en Suecia, ya se considera un transtorno, mientras que en otros, los afectados aún luchan por que se les reconozca su enfermedad. “El hecho de que afecte a una de cada mil personas indica que no es una enfermedad rara, es una enfermedad relativamente frecuente. Sin embargo, la OMS no ha declarado que la electrosensibilidad sea una enfermedad. En medicina hay cierta tendencia a no meterse en temas no consolidados, y este aún no lo está, a pesar de que ya hay muchas personas afectadas”, ha explicado a Efe Joaquím Fernández Solá, médico consultor senior del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona. Fernández es uno de los pocos médicos que diagnostican esta enfermedad en todo el mundo. Sus pacientes acuden a él con el fin de que encuentre una solución a su problema, sin embargo, no existen investigaciones sobre esta dolencia y detectarla resulta complicado. “Lo primero que hacemos es hacer un diagnóstico de caso, estudiamos los síntomas que presentan estas personas para saber si se trata de electrosensibilidad o de otro problema”, comenta. Irritabilidad, insomnio, mareos, dolor de cabeza, pérdida de memoria, sensación de quemazón, picores, náuseas y palpitaciones son algunos de los síntomas que presentan los pacientes que sufren esta patología, que va camino de convertirse en uno de los grandes males del siglo XXI. “Como en todas las enfermedades, hay grados. Hay gente que puede vivir con ello, que solo necesita tomarse un analgésico para el dolor de cabeza, y hay otros que la antena de la casa del vecino no les permite salir de casa a pasear”, cuenta. Cambio en la rutina diariaMuchas de las personas que la sufren se ven obligadas a alterar su rutina. Algunas tienen que protegerse con mantas de las ondas electromagnéticas y otras no pueden salir a la calle y viven encerradas como ermitaños. Hacen lo que pueden para prevenir esta alergia, aunque resulta algo complicado ya que están rodeadas de aparatos tecnológicos. La antena de la casa de al lado, los móviles de la gente que pasea por la calle, los ordenadores en la oficina, el wifi de un autobús. Las ondas envuelven las sociedades del siglo XXI como una tela de araña de la que es difícil escapar. “Lo principal es detectar de dónde proviene la emisión de ondas, si de un cable que va por la pared de detrás de la cama, o de la antena del vecino, o del wifi del trabajo... Y luego intentar evitar las fuentes de exposición en la medida de lo posible”, subraya. Las personas electrosensibles, explica, suelen ser “pacientes con sensibilidad química, que no toleran los olores, ni los cambios de temperatura, que son muy sensibles a los cambios ambientales”. (+)UNA ENFERMEDAD SIN MEDICAMENTOSLos síntomas generados por la hipersensibilidad son raramente diagnosticados. No hay demasiados estudios, existe un gran desconocimiento general en torno a este problema y tampoco existe ningún medicamento específico que acabe con ella. “Sí hay estudios sobre cómo afectan las ondas electromagnéticas de los móviles, pero no del wifi, o de los ordenadores... Tampoco hay referencias históricas, pero lo que es cierto es que las ondas que recibían nuestros padres y las que recibimos nosotros no tiene nada que ver, hemos experimentado un incremento brutal a la exposición de ondas electromagnéticas”, apunta. A pesar de que Fernández reconoce que la exposición a estas ondas puede ser un problema, no está en contra de los avances tecnológicos: “No estoy en contra de las mejoras en la calidad de vida, al contrario. Sin embargo, creo que deberíamos tener precaución porque puede convertirse en un problema importante”.

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