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SENDEROS

El ‘yo común’ que nos hace empáticos

Hay personas que se atan a su pasado, se atan a todo aquello que sienten les define, por ejemplo, su historia personal, sus logros, sus fracasos, su identidad; dependen de lo que tienen o les falta, de lo que han logrado en términos económicos, de lo que su estatus social les hace acreedores, en cambio hay otras que son independientes de aquello a lo que otros sencillamente están atrapados.

Soltar significa dejar ir aquello que siempre se considera como lo más necesario, como lo que nos hace ser, lo que nuestro ego lucha con otros para hacernos creer que somos, y tristemente hay unas cuantas personas que gastarán su vida entera creyendo que lo que poseen, que lo que estudiaron, que el título académico, que lo que han hecho, les define, pero cuando dejan de “tener” todas esas cosas que creen que los hacen ser, caen en depresiones porque a fuerza de golpes entienden que lo que han llevado como paradigma no es más que una ilusión, porque nada de lo que creen les define su verdadera esencia como persona ni como ser humano.

Soltar significa entender que nada de lo que has considerado como definitorio lo es, cuando entiendes que en lugar de poseer un estatus social, eres un ser que debe ayudar mediante tu profesión para ayudar a otros, porque es en el fondo lo que de verdad te da sentido; desde el que levanta la basura en la calle hasta el gran presidente corporativo deben entender que su tarea es servir, es ser parte de un gran todo que hace que todos nos interconectemos mediante un acto de ayuda. Así, cuando sueltas esa idea de grandilocuencia consumista y adoptas una idea de humildad y entiendes que al fin y al cabo por sencilla que sea lo que haces ayuda al gran todo que como sociedad somos, y sin esa perspectiva no tendríamos la realidad que en estos momentos tenemos.

Soltar es dejar ir los prejuicios, las ideas preconcebidas que nos dividen, que nos encasillan y nos hacen actuar como divididos, como islas, como personas sin una idea común. Cuando entiendes que somos una misma raza: la humana, una misma sociedad, un ciudadano del mundo y actuamos con eso en mente llegamos al entendimiento que no somos diferentes, que, a pesar de las realidades económicas, de las realidades sociales todos compartimos un mismo destino, un mismo camino y un mismo planeta.

Soltar es dejar pensar en términos del yo y el de ellos, de mi mundo y su mundo, de mis cosas y las suyas, cuando entiendes que todos tenemos un yo común, un mundo común y usamos las mismas cosas llegamos al punto de ser empáticos con los demás.

Soltar es abrazar una misma idea de solidaridad, de entendimiento, de amistad; cuando llegamos a ese punto nos hemos convertido en verdaderos seres humanos, en hermanos y hermanas de un mundo global, que el consumismo, la sociedad y la política nos hacen creer que es imposible. Respetar y ser tolerante es el único camino posible.

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