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DOS MINUTOS

Ni santo, ni rey, ni mago

Si usted está cansado de falsedades y fingimientos, y en cambio busca la verdad, le voy a dar la clave para encontrarla: la verdad está siempre en la humanidad y en el amor. Si lo que la envuelve no es humildad ni amor, no es verdad.

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Luis García DubusSanto Domingo

Si usted es un “santo”, un “rey”, o un “mago”, no lea esto, porque no se va a poder identificar con unos hombres a quienes llamamos “los santos reyes magos”, que no eran, en efecto, ni santos, ni reyes, ni magos. (Mateo 2, 1-2).

Pero si usted es una persona que busca sinceramente la verdad, entonces siga leyendo. Y si usted es una persona que no se caracteriza por ser muy “santa”, (quizás sintiendo que no se merece que Dios tenga un amor especial por usted) pero en cambio está harto de mentiras y busca en su interior la verdad, entonces con más razón, este artículo puede resultarle ser una buena noticia.

Lo de “santos” queda eliminado sabiendo que estos hombres eran “paganos” es decir, no judíos. Sólo por esta razón, jamás los iban a llamar santos, ya que los judíos pensaban que ellos estaban lejos de Dios, porque no pertenecían al “pueblo elegido”.

Tampoco ellos se presentan ante Herodes como reyes, sino como científicos o sabios que venían de oriente.

Y de magos no tenían nada, puesto que no hacían ningún acto de magia. Ellos se ocupaban en concreto de ciencias naturales de medicina y astrología. Hoy los llamaríamos doctores o astrólogos.

Pero tenían una cosa en común con usted y conmigo, y eso es lo único que importa. Esa cosa era que buscaban la verdad. Llegaron al pesebre con toda su ciencia y se encontraron con un tremendo reto: aceptar que aquel niño de mirada inocente y totalmente desprovisto de poder alguno, era lo que estaban buscando.

Tremendo desafío este: que la fe, que desde el interior nos susurra con suavidad, llegue a ser una voz que escuchemos más atentamente que a nuestros propios razonamientos pseudocientíficos, autosuficientes, llenos de grabaciones, traumas y complejos.

Ellos pasaron la prueba con brillante humildad. Fueron capaces de postrarse y adorar a este Dios que ante sus ojos, sólo era un niño indefenso. (Mateo 2, 11)

Al día seis de enero le llamamos el Día de los Reyes, pero en realidad es el Día de Dios niño, pobre, inocente e indefenso.

La pregunta de hoy ¿Cuál es la buena noticia de hoy? Si usted está cansado de falsedades y fingimientos, y en cambio busca la verdad, le voy a dar la clave para encontrarla: la verdad está siempre envuelta en humildad y en amor.

Si lo que la envuelve no es humildad, y si lo que la mueve no es amor, no es verdad, es interés.

Ese hombre -Dios, es la persona más humilde que ha existido, y todos sus actos están movidos por el amor. Y sólo la verdad nos hará libres. El mismo Señor dijo: “Ustedes, para ser verdaderamente mis discípulos, tienen que mantenerse fieles a ese mensaje mío; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8, 32). Esa es la noticia de hoy.

Quien ha experimentado que la fe no es una ideología, sino un encuentro personal con Jesucristo, sabrá que el tesoro es Él, y ya no le hará falta nada más.

¡Qué misterio tan delicioso éste! Que Dios haya asumido la naturaleza humana en un niño pobre y desvalido de una aldea desconocida “de donde no podía salir nada bueno” ¡Qué misterio de amor revelándonos que Dios es un Papá bueno!

Nota: Les informamos que el libro que recopila los artículos “Dos minutos” se está vendiendo en pastelería De la Casa, calle Agustín Lara, 809-540-4244 y en librería Paulinas en la avenida Bolívar 203, 809-685-7542 Santo Domingo.

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