¿Cuál es tu ideal ?

Hoy el Señor nos habla del administrador infiel, de la astucia con la que utilizó los bienes de su amo para provecho propio.

Esta imagen se refleja en nuestros días. Vivimos de la apariencia, de engaños, de caprichos mundanos.

Nos esforzamos por conseguir cosas superfluas, pensando que son suficientes, hasta convertirlas en falsos dioses, olvidándonos que estamos en el mundo de paso; olvidando que cuando nos llamen a la vida eterna, todo se queda, y es allá donde el administrador con mayúscula nos pedirá cuentas de lo que hicimos con los talentos (Dones) que él mismo nos regala con el fin de ganar almas para su gloria.

Es muy fácil dejarse llevar y servir al señor de este mundo, y sobre todo muy cómodo. Lo vemos a diario cuando personas engañan a sus propias familias, cuando matrimonios que se juran fidelidad y respeto se dejan llevar de la carne, del engaño; o cuando el aborto y la inversión de valores están a la orden del día.

Pero nunca es tarde para que empecemos a poner en orden nuestra vida, comprendiendo que todo lo que poseemos, sea espiritual o material, es unregalo del Señor del que debemos hacer buen uso. Es imprescindible para ello tener un ideal, aquello que nos mueve en nuestra vida. Con el ideal correcto, la amistad con Dios, podremos dar frente a la cultura de la muerte a la que nos enfrentamos.

Aprendí en mi cursillo de cristiandad que no hay mayor felicidad que la de entregarse uno mismo por amor, como hizo Jesús por mí y por cada uno de nosotros.

Desde que comprendí lo que Él hizo, y lo que me ama, empecé a preguntarle Señor: ¿qué quieres de mí? Me levanto todos los días con la firme convicción de que cada vez que amanece, el Señor espera que yo haga algo por su Reino. Con su ayuda nada es imposible.

Tenemos que estar claros de que no podemos tener dos o más dioses, porque uno solo es el verdadero, lo demás es vanidad y superficialidad.

El que confía en Jesús vive por él y para él.

Decide cuál es tu dios, cuál es tu ideal, y si es llegar a la vida eterna, entonces comienza a obrar en consecuencia para ganar muchas almas para la gloria del Señor, incluyendo la tuya.

Que Dios les bendiga.