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SENDEROS

Dominar el yo, enaltecer el espíritu

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Lesbia Gómez SueroSanto Domingo

Yo pienso...yo hago...yo voy...yo puedo...yo quiero, yo...yo...yo. Se infiere que el Yo es el motor que impulsa al individuo a conquistar y vencer en las grandes batallas en pos de su realización personal. Ese yo, de origen personal, actúa interiormente, pero sujeto al Gran Yo Soy en su aspecto dual creador. La característica primordial de este yo inferior o ego se manifiesta con arrogancia, orgullo y la más difícil de aceptar, las diferencias sociales y dogmáticas; sin embargo, esta actitud, proyecta en su intimidad, el desarrollo gradual de la sociedad en su afán de obtener los medios de subsistencia con el propósito de superación.

No obstante el rol que impulsa al desarrollo, deberá ser autenticado con el sello del amor, servicio y nobleza, en interés de reprimir toda intención de egoísmo, lo cual genera fuertes sentimientos de enemistad entre hermanos, pueblos y naciones, llevando a cabo guerras infernales, arrastrando consecuentemente a la masa humana al odio, dolor y sufrimiento que conduce a la muerte.

A este yo, se le deberá instruir a través de técnicas y conocimientos espirituales, sobre la importancia del manejo de la voluntad para accionarse sobre la necesidad de cambiar los atávicos instintos de origen animal, quienes dueños del dominio de la psique, impulsan a este a cometer los actos delincuenciales que los apresan y originan sentimiento aberrantes, creando causas que inarmonizan todo un conjunto; teniendo de inmediato, aún en ignorancia, el resultado de sus acciones con dolor y sufrimiento.

Otra cosa a señalar es que toda una sociedad se ve afectada por una línea de mando descendente de los gobiernos, hacia los niveles sub y dependientes de los programas elaborados por estos, los cuales tienen manifiesto en su intimidad el sello de las aspiraciones propias del gobernante, con la investidura personal de sus sentimientos, puros o egoístas.

Es por esto, que en la elección de un gobernante, más allá de los programas de gobierno, ofrecidos, deberán conocer cuáles intereses y sentimientos mueven a su deseo de conquista del poder. Toda vez, que estos crean una corriente sutil, como hilo conductual, mentalizado y objetivizado en todas sus normativas, afectando a la población electiva o no, con los resultados nobles o egoístas del gobernante.

También sería importante, que la sociedad creara células con los individuos más idóneos, escogidos estos por su trayectoria moral y de conducta, debiendo ser los mismos, neutrales y apolíticos, en interés de conformar núcleos con todo el derecho, para exigir responsabilidad a cualquier sector de la sociedad, incluyendo gobierno a cumplir con las necesidades propias de la sociedad, quien impotente para sus reclamos, va dócilmente con sus precariedades al descalabro, como las ovejas van al trasquiladero.

Dentro de todo este contexto, es imperativo retomar la disciplina que normaba en el hogar, en interés de frenar la aptitud desaprensiva e impropia de los hijos, quienes por modelo de respeto tenían a sus padres y maestros. Sin embargo, esta cultura de respeto se ha diluido con la irresponsabilidad de algunos padres, quienes en su afán de proporcionarles vida material cómoda, se han vuelto complacientes y pasivos, sacrificando y vulnerando los valores propios del núcleo de la sociedad representado por la familia, la cual con desapego a sus principios, se encaminan divorciados en pos de conquistas, que al final no ofrecen satisfacciones, y que sí generan responsabilidades espirituales por el incumplimiento de los deberes pautados, para exhibir el modelo de familia, incluidos en los cánones morales, inherentes al individuo y la sociedad.

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