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DOS MINUTOS

¿Es usted un “anawim”?

Lucas 1, 1-4, 4,19-21

Permítame contarle tres casos que he presenciado.

Aquí está el primero:

“A pesar de haberme graduado de psicóloga”, dijo M.R., “no podía evitar ser una persona triste y descontenta. Un día entré a una iglesia y oré. Le pedí a Dios que me ayudara a ser feliz. Ese día comenzó en mí un proceso que me ha transformado. Sólo Él me ha hecho capaz de ver las cosas positivas de la Vida”.

“Como psicóloga ahora sé”, concluyó M.R., “que no hay mejor noticia que ésta: El Señor está vivo, y alegre”. Ella fue una “anawim”.

El segundo caso es el de un padre que un día peleó con uno de sus hijos. Tuvieron un disgusto tan grande, que juraron nunca más hablarse, y así lo hicieron.

Su rencor les estuvo carcomiendo las entrañas hasta que el padre murió ¡Y a esto le llamaron “hombría” ! Ellos no fueron “anawim”.

Y el tercer caso es el de un hombre que fue muy seriamente ofendido y ultrajado por un amigo.

Como es natural, un sentimiento de rencor quiso oprimir su corazón. Pero este hombre recurrió al Señor, y el Señor fue curando su herida, hasta el punto de que hoy él ha recuperado la libertad suficiente como para orar con amor por quien lo ofendió. Él es un “anawim”.

En el evangelio de hoy dice el Señor que Él ha sido enviado: “Para que dé la buena noticia a los cautivos, para dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos”.

No sé si descubre usted enseguida la relación entre este pasaje del evangelio y los casos que hemos relatado antes.

Fíjese en el primero. Dice M.R. que sólo el Señor le ha capacitado para ver las cosas positivas de la vida y ser feliz.

Y añade: creo que no hay mejor noticia que ésta: El Señor está libre, y es alegre.

¿Acaso no es este un ciego recuperando la vista, y un pobre recibiendo la buena noticia?

Veamos el tercero. El hombre que fue seriamente ofendido estaba oprimido por el rencor, y sin embargo hoy puede orar con amor por su ofensor.

¿Acaso no es este un oprimido

recuperando la libertad?

La pregunta de hoy

¿será que el señor sigue hoy haciendo lo mismo que hace 1,985 años’?

Sí, amigo. El Evangelio (Buena Noticia) no es algo meramente histórico. No es sólo algo que pasó, sino algo que está pasando. El Señor está vivo, y está haciendo lo mismo que hizo antes: dando vista a ciegos, la buena noticia y devolviendo la libertad a quienes son “anawim”.

Pero, ¿qué es un “anawim”?

En Hebreo, esta palabra significa una persona que sabe que Dios es su única opción y esperanza, y que depende completamente de Él.

El mismo Jesús, era un “anawim”, y los “anawim” pueden encontrar en Él todo lo que están anhelando.

Dice Anselm Grüm que los “anawim” experimentan a Dios en su vida como el que cura y libera. Como el Dios que siempre y en todas partes les ENVUELVE con su amorosa presencia (así como una madre envuelve a su niño en su seno antes de que este nazca) en la que pueden ser plenamente ellos mismos, las personas que Dios ha pensado. ¿Es usted un “anawim”?

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