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REFLEXIÓN

Anunciar la palabra de Dios

Con cuanta sutileza y claridad el Señor nos motiva a formar parte del reino de Dios a través del anuncio del Evangelio, al mismo tiempo nos entrega las herramientas que debemos utilizar para llevar su mensaje de manera sencilla y clara para que logre su objetivo de conversión en las personas a las que estamos llamados a hablarle de Jesús, nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo etc.

Como ejemplo, Jesús envía a los doce de dos en dos a anunciar el evangelio. Previamente los ha preparado, además les hace saber que no ha de ser tarea fácil, pero si una oportunidad para dar a conocer el reino de Dios.

Los compromete y los capacita.

No conforme con eso, para que no sientan miedo, Jesús los llena de convicción, les da fuerza, autoridad contra los espíritus inmundos, poder para curar los enfermos. Los llena de fe y seguridad y parten seguros de que lograrán sus objetivos.

Les mandó que no llevaran nada para el camino, el señor insiste en la necesidad de ir desprovistos de medios y seguridades. La única seguridad del apóstol es el hecho de ir enviados en el nombre de Jesús.

Al igual que Jesús los predicadores del Evangelio deben de cargar pobreza, incluso material ( no lleven más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero), confianza en dios y el respaldo de quien los envía.

El Papa Francisco nos llama hoy a no dedicarnos a “peinar las ovejas del redil”, sino a ir donde están las otras, que son la mayoría, a acompañarlas, y a realizar lo que hicieron los doce apóstoles en aquel tiempo. Apliquemos este mensaje de dependencia total a Jesús a nuestra persona, al trabajo comunitario, a la parroquia y a la sociedad.

En nuestro compromiso de cristianos de anunciar el Evangelio, lo primero que debemos pedir es que el Espíritu Santo nos fortalezca, pedir que aumente nuestra fe, que nos permita creer y creerle a Dios, en la medida de nuestras posibilidades prepararnos para poder transmitir a través de las palabras y nuestras acciones las enseñanzas que Jesús nos dejó.

En mi experiencia siempre le pido a Dios que me envíe el Espíritu Santo, para que sea mi guía y siento que es el mismo Jesús que me ha enviado.

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