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La declaración de Álvarez en el Consejo de Seguridad de la ONU

En una declaración a nivel del Consejo de Seguridad de la ONU el 19 de abril de 2024, el canciller dominicano Roberto Álvarez exige que los financiadores de la violencia en Haití sean procesados.

Los financiadores de bandas criminales pueden descarrilar el delicado proceso político que enfrenta Haití. De hecho, esta declaración constituye un nuevo rumbo para la diplomacia dominicana y debería haber encontrado una respuesta más favorable en la opinión pública haitiana.

La historia es siempre el resultado de procesos anteriores. El caos actual que vive Haití es la acumulación de todo un proceso histórico de destrucción que se ha agravado desde 2010 con el poder de Michel Martelly. Los siguientes aspectos destacados constituyen los parámetros de la política haitiana:

1 La élite económica practica una economía de compraventas, incapaz de conducir el país en la sendero del desarrollo. Es la ley de la jungla en el mundo empresarial de Haití. La violencia constituye el principal vector de competitividad entre los actores económicos. Esta élite se caracteriza por sus prácticas monopólicas y la captura de poderes públicos para monopolizar toda la riqueza nacional y moldear esta sociedad de exclusión y apartheid silencioso.

2 Una clase política predominantemente corrupta que se alía con la oligarquía. El liderazgo político es proporcional a la capacidad de violencia de los actores políticos. Las elecciones consideradas como una fiesta democrática en cualquier país constituyen vastas operaciones financieras para la compra de votos, la negociación de resultados y la financiación del terror de las pandillas. Cada proceso electoral deja como resultado la creación y consolidación de nuevos territorios de bandidos en las zonas de influencia de los actores políticos más poderosos.

3 Durante los últimos 20 años, la comunidad internacional no ha hecho más que soportar elecciones fraudulentas para imponer en el poder a los más corruptos y menos capaces. A pesar de los excesos, había optado por mantener a Ariel Henry en el poder. En lo económico, el Fondo Monetario Internacional siempre acude al lado de quienes están en el poder para otorgarles su bendición a pesar de un contexto de corrupción generalizada y una economía en declive. Es la diplomacia del caos y Haití debe mantenerse en el ámbito humanitario.

Las medidas que tomará el Gobierno dominicano demostrarán la profundidad y sinceridad del señor Álvarez. Después de Estados Unidos, la República Dominicana es el segundo destino de capitales robados en Haití. Aquellos que nos metieron en este lío a través de su codicia y su complicidad con las pandillas están bien anclados en las más altas esferas sociales y políticas de la República Dominicana. Además, las sanciones adoptadas por el Gobierno dominicanos contra los delincuentes de cuello blanco en Haití no han tocado a los verdaderos culpables.

Diplomacia dominicana

Siempre habíamos alentado a los líderes dominicanos a desviarse de la línea destructiva de la comunidad internacional para tener una posición más autónoma y más estratégica en la crisis, no por amor a Haití, sino en defensa de sus intereses superiores de nación. Por su proximidad, República Dominicana es el primer país afectado por los más mínimos sobresaltos en Haití.

Mientras Estados Unidos rechaza a los inmigrantes ilegales haitianos, exige que la República Dominicana dé la bienvenida a estos inmigrantes en su territorio. ¡Dos pesos, dos medidas!

Este comportamiento demuestra la arrogancia de Estados Unidos y su culpabilidad en asumir las consecuencias de sus fracasos en Haití.

La solución no está en la actitud aislacionista de la diplomacia dominicana hacia Haití, ni en posiciones ultranacionalistas en un contexto de racismo tropical. La propaganda ultranacionalista basada en las hipótesis de la fusión de la Isla no tiene sentido, los haitianos se oponen mucho más a una lógica de fusión que los dominicanos. Pero tenemos que asumir un nacionalismo abierto, los dos países deben ayudarse mutuamente con miras a una prosperidad compartida en toda la isla.

Por lo tanto, los sectores progresistas en República Dominicana deben alentar a su gobierno a alejarse de esta línea de caos de la ONU y Estados Unidos, hacia Haití. Este caos destructivo para Haití afectará también negativamente a la República Dominicana. Hoy los cimientos de este caos comienzan a renovarse con mucha fuerza tras la instalación del Consejo Presidencial.

Declaración

muy oportuna

A pesar de la profundidad de esta crisis y de las sanciones internacionales contra los caballeros del apocalipsis, persisten los mismos reflejos de corrupción. Se volvieron más agresivos después de la instalación del Consejo Presidencial. Con sus representantes en el Consejo, alcanzaron una mayoría para imponer como presidente del Consejo al representante del colectivo del acuerdo del 30 de enero en el que se encuentra el partido de Michel Martelly. En total violación del consenso, quisieron imponer un Primer Ministro para excluir a los demás miembros del Consejo.

En los últimos días, permanentemente se han denunciado en la prensa y en las redes sociales las fuerzas de la corrupción que están tratando de sobornar a determinados miembros del Consejo Presidencial con vistas a controlar la transición. La sociedad espera firmemente que se realice una investigación a su debido tiempo para que la justicia pueda arrojar toda la luz sobre este asunto.

En definitiva, el Consenso de CARICOM fue diseñado para permitir que un colectivo de personas corruptas, sancionadas por gobiernos extranjeros e involucrados en el asesinato de Jovenel Moïse, tomaran el control del Consejo.

En cierto momento, CARICOM quiso expulsar de este consenso a sectores progresistas, incluido el acuerdo de Montana. Aunque minoritarios, los sectores progresistas consideran este Consejo como un espacio institucional para exigir la realización de juicios contra crímenes financieros, denunciar el control de la oligarquía sobre la economía, contribuir a la implementación de un proceso electoral creíble, más allá de la estrategia de protestas permanentes.

El verdadero objetivo de este colectivo rabioso es la impunidad de quienes son los brazos intelectuales y financieros de la violencia de las pandillas, que también estafaron el fondo de Petrocaribe, que fueron implicados en escándalos financieros en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio del Interior y otras instituciones públicas.

Por lo tanto, la posición expresada por el ministro Roberto Álvarez en nombre del Estado dominicano es muy oportuna en este contexto.

La justicia dominicana tiene algunas cartas en mano para materializar la declaración de Álvarez.

Para que Haití finalmente viva y renazca, ¡los hijos indignos que nos llevaron a este genocidio deben pasar a la caja!

El autor es Director

Ejecutivo

Instituto Haitiano de Observatorio de Políticas Públicas (INHOPP)