Abrazo y sufrimiento

El sufrimiento es una parte inevitable de la vida, aunque muchas personas se resisten a aceptarlo. Sin embargo, si lo abrazamos podemos convertirlo en una bendición.

En el Antiguo Testamento, encontramos figuras como José, cuya historia nos recuerda la importancia de enfrentar el sufrimiento con valentía. Jesús también es un ejemplo supremo: abrazó el sufrimiento y lo convirtió en salvación y reparación para muchos en el mundo.

Nosotros también debemos aprender esta lección. Aceptar el sufrimiento no como un daño, sino como una oportunidad para crecer y encontrar bendiciones en medio de las dificultades. Abrazar la Cruz con amor, con paciencia y con esperanza como lo hizo Jesús Nazareno, es la única forma de dar un sentido redentor a nuestro propio dolor. Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.