Pensando

Prevenir la connivencia mafiosa

La acción delictiva cohabita en las actividades productivas dentro de una sociedad regida por un marco legal constituido. La entronización de agentes mafiosos en la actividad económica de los estados es parte de una cuota de poder, agenciando la complicidad de actores mafiosos tras los mismos intereses de supremacía del poder político. Los estados frágiles no son los únicos objetivos geopolíticos de las mafias. Los procesos de autonomía y descentralización que implican transferencias del poder estatal a organizaciones políticas, también interesan al crimen organizado. Las mafias actúan paralelamente en la sombra en contra de un gobierno legítimo con normas, jueces, policías, impuestos, políticos e ideología. Sus reglas y sistema normativo son creados para combatir al legítimo Estado. Debemos entender que los valores cívico-nacionalistas que implican el sagrado e innegociable principio de soberanía, son también atacados por la conspiración mafiosa. Tenemos que prevenir que las mafias se aprovechen de la heterogeneidad de las legislaciones nacionales en materia de represión penal, para así poder combatir dentro de nuestro territorio estas empresas multinacionales del crimen. Como ocurre en los estamentos judiciales y legislativos, pululan representantes genuinos de estas mafias; frenemos la permisividad a los actores delincuenciales sellados de impunidad, que se mueven en una sociedad carente de procesos ejemplarizantes en la aplicación de las leyes que soportan la legalidad en el saneamiento de las instituciones. Mejoremos la seguridad ciudadana afectada por el crimen organizado y enfrentemos con el irrestricto cumplimiento de la ley todo lo que salga de su incumplimiento.