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La importancia de invertir en las dominicanas

En mis casi cuatro años de residencia en República Dominicana, he conocido a niñas con un talento natural para las ciencias y las matemáticas, a mujeres que ayudan a otras mujeres a salir adelante, y a empresarias que se han abierto camino en un mundo dominado por los hombres. Las dominicanas tienen un potencial inmenso. Sin embargo, este potencial está lejos de ser plenamente aprovechado.

Según la reciente evaluación sobre pobreza del Banco Mundial, el crecimiento económico del país entre 2004 y 2019 fue casi tres veces superior al promedio de América Latina y el Caribe, pero la pobreza no disminuyó al mismo ritmo. Son las mujeres las más afectadas por la falta de oportunidades e ingresos estancados, los principales factores detrás de esta paradoja. En República Dominicana, la pobreza es cada vez más joven y tiene más rostro de mujer.

Desde el Banco Mundial hemos lanzado un diagnóstico de género para contribuir a desarrollar posibles soluciones que cierren estas brechas de género. El diagnóstico identifica varios puntos críticos que forman un círculo vicioso: las niñas son víctimas de un entorno escolar violento, siendo el país el de mayor número de casos de acoso escolar entre niños y niñas de 12 años en la región.

Estas situaciones a menudo las llevan a relaciones sexuales tempranas, seguidas de embarazos en la adolescencia, con una tasa que, de continuar la tendencia, podría superar a la de los países de menor ingreso en el mundo, y posteriormente al abandono escolar.

Con hijos y un hogar a cuestas, muchas veces sin recibir pensión alimenticia por parte del padre del bebé, retomar los estudios se convierte en una tarea casi imposible. Sin completar la escuela, difícilmente puedan obtener trabajos formales y bien pagos. Por encima de esto, las diferencias salariales con los hombres y las creencias y normas patriarcales frenan el potencial de las mujeres y las llevan a un destino que no pueden cambiar, ni para ellas ni para sus hijas.

Toda la evidencia apunta a que cerrar las brechas de género no sólo es lo correcto, sino también lo más inteligente económicamente. Según estimaciones, la pérdida de riqueza del capital humano para el país debido a la desigualdad de género representó el equivalente al 2,2 % del Producto Interno Bruto de ese año.

El diagnóstico de género identifica tres formas de promover el potencial de las mujeres: primero, mejorar la calidad de la educación con docentes preparados que garanticen entornos seguros y libres de acoso escolar e invertir en la salud y promoción de intervenciones para fortalecer la empleabilidad de las jóvenes.

Después, garantizar oportunidades económicas a través de reducir las diferencias salariales, mejorar el acceso al crédito y lograr la paridad en cargos directivos. Y, por último, abordar los prejuicios y las normas culturales.

La buena noticia es que en República Dominicana existen numerosas iniciativas tanto gubernamentales como de la sociedad civil y el sector privado como ‘Clubes de Chicas’ y ‘Soy niña, soy importante’, que buscan transformar este círculo vicioso en un círculo virtuoso.

Desde el Banco Mundial, estamos comprometidos en potenciar la vida de las mujeres dominicanas. Por eso, hemos integrado la perspectiva de género en toda nuestra estrategia de operaciones y estudios analíticos.

Por ejemplo, en el proyecto de ‘Apoyo a Vivienda Feliz’ se priorizan los hogares liderados por mujeres, con mujeres embarazadas y con niñas.  En el proyecto de ‘Agua Potable y Saneamiento’ se promueve la contratación de mujeres en posiciones técnicas y gerenciales. Y en el proyecto ‘Integrado de Protección Social’ se promueve la inclusión económica con un enfoque en los hogares encabezados por mujeres.

No existe un país próspero si la mitad de la población no tiene garantizado su bienestar ni mucho menos puede cumplir con sus sueños y aspiraciones. La agenda de las mujeres debe ser una prioridad para que la República Dominicana alcance sus metas de desarrollo. Si cerramos la brecha ganamos todos. 

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