editorial

Tirados como basura

La aparición de seis cadáveres de niños recién nacidos frente al cementerio Cristo Salvador, en Santo Domingo Este, envueltos en una funda de basura, ha conmocionado a la sociedad.

¿Cómo es posible tanto irrespeto a la dignidad humana, aun tratándose de personas fallecidas?

Que un hospital y una funeraria hayan incurrido en un procedimiento poco riguroso para ejecutar el ritual de entierro, sea de fetos o niños ya nacidos, revela el sesgo despreciativo que se ha evidenciado en este caso.

Los dos principales responsables de la cadena, el hospital y la funeraria, se lavan ahora las manos como Pilatos para desentenderse aun más de un procedimiento en el cual ambos fallaron.

No hubo presencia o información a los parientes de los neonatos sobre el entierro, y para colmo ahora se dice que la funeraria dejó en manos de un zacateca esa misión.

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¿Por qué, entonces, aparecieron enfundados, como basura, y no en pequeños ataúdes, a las orillas del cementerio?

Si se hubiesen considerado restos quirúrgicos, que no parece que sea el caso actual, hay un procedimiento que indica cremación y entierro en una fosa común.

Debe existir, por lo menos, certificado de defunción con su respectiva causa y cumplirse un tiempo de 24 horas mínimo antes de proceder a la sepultura, con el debido respeto y sentido humanitario, porque no eran animales realengos ni desechos callejeros.

Este episodio ha sacudido los sentimientos de una sociedad que, día a día, contempla el progresivo avance de una cultura del maltrato, el atropello y el irrespeto a los valores humanos y morales, siendo el de la dignidad una de sus víctimas favoritas.