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PANORAMA POLÍTICO

“La muerte cruzada” le cerró el paso al correismo

La maniobra del presidente ecuatoriano Guillermo Lasso que disolvió el Congreso y llamó a elecciones en seis meses, invocando el artículo 148 de la Constitución del país, es un riesgo calculado para intentar ganar esas elecciones como candidato de la derecha y cerrar el paso a la vuelta del correísmo (la facción del ex presidente Correa).

El presidente  del Ecuador, Guillermo  Lasso, asistió a la  Asamblea  Nacional, para informar al país sobre su gestión anual. Carlos Granja Medranda / EL UNIVERSO

El presidente  del Ecuador, Guillermo  Lasso, asistió a la  Asamblea  Nacional, para informar al país sobre su gestión anual. Carlos Granja Medranda / EL UNIVERSOCarlos Granja Medranda

Riesgo calculado por Lasso y los suyos; extrañamente fue acogido por Correa, (Rafael V. Correa), condenado por la justicia, residente exiliado en Bruselas, Bélgica y quien gobernó por más de diez años desde el 15 de enero de 2007 al 24 de mayo de 2017, superado solamente en el largo ejercicio por José María Velasco Ibarra, cinco veces presidente.

La maniobra de invocar la “muerte cruzada”, que permite constitucionalmente aplicar el artículo 148 de la Constitución ecuatoriana, es un mecanismo que autoriza a los poderes ejecutivo y legislativo disolverse mutuamente y de forma anticipada para llamar a elecciones. Correa no puede participar en los nuevos comicios, pero Lasso sí.

Lasso, cuya popularidad está en el piso tras incumplir varias promesas para redimir de la pobreza a la mayoría de los ecuatorianos, evitó el juicio político que el Congreso discutía esta semana y que, si no dictaba su destitución, dejaría mostrenco el resto de dos años que le queda por gobernar al político. Lasso fue elegido para gobernar de 2021 a 2024.

Con la aplicación de la “la muerte cruzada”, el presidente Lasso seguirá en el puesto hasta que se celebren elecciones, con la vigilancia de la Corte Constitucional. Su ejercicio se limitará a disponer por decreto todo lo atinente a los asuntos sociales, económicos y administrativos, quedándose como figura decorativa mientras se organizan las elecciones.

Cazurro, multimillonario y discapacitado tras una operación que le dejó invalidez en sus extremidades inferiores, Lasso confía en que podría volver al poder en las elecciones próximas de aquí a seis meses, pendiente todo de la decisión del Tribunal Electoral. “He escogido gobernar seis meses en el purgatorio en lugar de dos años en el infierno”, dijo.

Entre sus alegatos están que cumplió con las promesas de su campaña electoral entre ellas la lucha contra las drogas, el ataque a la corrupción, el aumento de salarios, el plan de vacunación, entre otros. Pese a ese supuesto cumplimiento de “lo que se promete se cumple”, Lasso ha descendido su popularidad de manera persistente.

La crisis política que Lasso al parecer conjuró esta semana al recurrir al artículo 148 que permite “la muerte cruzada” y la disolución del Congreso y el cese del Poder Ejecutivo, aparentemente tranquilizará al país y a los sectores populares que siguen al correísmo hasta la convocatoria de las nuevas elecciones, una salida más sabia que la vista en Perú.

Correa reacciona

La reacción de Correa, desde Bélgica, fue sotorreirse: “la muerte cruzada” es la mejor opción, pero no es constitucional”. El paso le conviene para poder retornar al país y postularse de nuevo, no ya en las elecciones venideras porque arrastra su condena dictada en contumacia en 2020 por corrupción en el caso “sobornos 2012-2016”.

Correa, líder de izquierda del movimiento Alianza País, se proclamó en 2007 partidario del socialismo. En las elecciones del primer año fue apoyado por su partido y los partidos comunista, socialista y movimientos indígenas que todavía les son fieles. El año pasado los indígenas se sublevaron contra el gobierno de Lasso y causaron el caos en Ecuador.

Desde su llegada al poder el presidente Correa proclamó la Revolución Ciudadana y la reforma constitucional que devolvió sus derechos a los indígenas y a los más pobres. Su discurso reivindicó el bolivarianismo que existe en mayor o menor medida en los cincos países que proclamó en su época el libertador Simón Bolívar.

Bajo Correa, según el Banco Mundial, la pobreza se redujo y la desigualdad disminuyó. El joven político (nació en 1963) apuesto y de ojos de lagarto, significó en su momento una esperanza para los pobres y la indiada. Lo aborrecía la oligarquía testaruda del país que no tolera soluciones para las clases sociales que consideran inferiores.

Los escándalos de corrupción aparentemente salpicaron al joven presidente, especialmente los derivados del caso “El Gran Hermano”, un libro escrito por los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita, que desvelaban que el gobierno de Correa les otorgaba contratos millonarios a las empresas de su hermano, Fabricio Correa, lo que es ilegal.

Otro escándalo sufrido por el gobierno correísta fue la revelación de que Pedro Delgado, primo del presidente, y presidente del Banco Central ejercía su cargo prevalido de un título de economista falso. Delgado negó las acusaciones, pero ante insistencias de los medios confirmó que su título había sido falsificado y renunció al cargo.

Un escándalo de carácter internacional fue la irrupción de Julián Assange, el 19 de Junio de 2012, en la embajada ecuatoriana en Londres, lo que provocó un litigio diplomático entre los dos países. Algunos críticos dicen que el régimen de Correa fue objeto de un chantaje por parte de Assange, para no revelar prácticas de corrupción en su régimen.

Panamá papers

Los Panamá papers fue también una revelación escandalosa que embarró al régimen de Correa al involucrar al fiscal general Galo Chiriboga, al secretario de inteligencia, Rommy Vallejo y al ex presidente del Banco Central, Pedro Delgado, que ya tenía una condena de 8 años de prisión por peculado. Correa denunció el caso como un intento de desestabilización.

La corrupción y el crecimiento de las drogas como país de tráfico y consumo ha puesto al Ecuador en una lista de quince países que son víctimas de ese flagelo. Las drogas tienen a Ecuador como un corredor entre los países productores Perú y Colombia, que, si bien se destina al mercado europeo, deja su “moñita” para el consumo local.

En la época en la que permanecí dos años como embajador dominicano en Ecuador, la oferta de base de cocaína era común en regiones como Esmeraldas a cuya ciudad iba para alejarme de la altura y el frío de la capital, Quito, que era además una ciudad muy aburrida. El aburrimiento de esos años 1984-1986 se acabó con la activación del mercado de estupefacientes.

La pandemia de COVID-19 causó enorme daño económico y de salud pública al país sudamericano. El mal manejo que hizo la alcaldesa de Guayaquil (2019-2023), Cyntia Viteri, fue responsable de la extensión de la pandemia en esa ciudad ecuatoriana y sus entornos, donde murieron centenares de personas que