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Vengo para dar jonrones mancomunados

Como primer Embajador de la República Popular China en la República Dominicana, llegué el domingo, 19 de agosto.

Se dice que hace más de 500 años, el día en que Cristóbal Colón vino aquí y encontró el Nuevo Mundo también era un domingo. Sin embargo, aparte de la coincidencia del día, tenemos una diferencia esencial.

Mi objetivo es claro: abrazar a la República Dominicana y a su pueblo.

Como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Presidente Xi Jinping y del gobierno chino, los que he traído son los cordiales saludos y la profunda amistad de los 1,300 millones de ciudadanos chinos, asumiendo la gloriosa misión de escribir un nuevo capítulo de las relaciones entre China y la República Dominicana.

Con estabilidad política y social, el rápido crecimiento económico, la República Dominicana de hoy se ha convertido en la brillante perla caribeña que combina la modernidad con la tradición, la naturaleza con la humanidad. Es la locomotora para promover la prosperidad regional, y este país desempeña un papel activo y único en los asuntos internacionales y regionales.

He dedicado durante mucho tiempo a los asuntos de América Latina y el Caribe, trabajando y viviendo en varios países de esta región, y tengo un profundo sentimiento por este continente. Cuando retorné a esta tierra, volví a escuchar el acento conocido, ver el cielo azul y respirar el aire familiar. Esto es como si fuera volver a casa. Conllevando este sentimiento familiar, profundizaré la amistad entre los dos países.

En cuanto a los objetivos de trabajo de esta Embajada, se puede resumir en las tres C: Confianza sólida, Comunicación equitativa y Cooperación de ganancias compartidas.

El establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y la República Dominicana el 1 de mayo de este año ha sido un momento histórico. Aunque ese día llegó un poco tarde, es mejor llegar tarde que nunca. Este logro arduamente obtenido debe ser apreciado. Como todos saben, Taiwán es parte inalienable de China. El principio de una sola China es el consenso universal de la comunidad internacional y la base fundamental para nuestra cooperación con todos los países del mundo.

No hace mucho, El Salvador también rompió “las relaciones diplomáticas” con Taiwán y estableció relaciones diplomáticas con la República Popular China sin ninguna condición previa y de manera transparente.

Este es otro “jonrón” de la diplomacia china en Centroamérica y el Caribe. Una vez más se prueba que el principio de una sola China es lo que la gente quiere y llega para quedarse.

China es un gran país en desarrollo, amante de la paz, con buena voluntad, apertura y tolerancia. Mantener un diálogo equitativo con los socios es nuestro principio y práctica consistente y también es un requisito inherente de nuestra experiencia histórica y cultura tradicional.

De hecho, aunque ya somos la segunda economía del mundo, todavía somos un país en desarrollo, con el mismo orden de magnitud en términos de PIB per cápita que la República Dominicana. Desde esta perspectiva, somos buenos socios de cooperación equitativa.

Necesitamos mejorar la comunicación y la comprensión mutua, y acortar el déficit de conocimiento causado por razones históricas y geográficas, aumentar el lenguaje común y fortalecer los intereses compartidos.

China posee un mercado enorme, una tecnología y capital fuerte y la República Dominicana disfruta de una posición geográfica privilegiada y un buen entorno de inversión.

Entre nuestros dos países, existen enormes ventajas naturales complementarias de cooperación. Debemos hacer pleno uso del potencial y abrir la puerta de oportunidades de cooperación entre las dos partes. Creo que una relación bilateral normalizada debe ser integral y diversificada.

Además de la economía y el comercio, la infraestructura y otros campos, también podemos llevar a cabo una cooperación de beneficio mutuo en ciencia y tecnología, cultura, educación, turismo, etc. Se espera que en el futuro aparezcan cada vez más empresas chinas en las terminales portuarias, carreteras, puentes y plantas de centrales eléctricas en la República Dominicana, cada vez más turistas chinos disfruten del sol y de las hermosas playas dominicanas como Punta Cana y más productos típicos dominicanos como cacao, piña, tabaco y otros sean apreciados por los consumidores chinos.

En resumen, China está dispuesta a contribuir al desarrollo de la República Dominicana, siguiendo los principios de igualdad y respeto mutuo y en condiciones de ganarganar.

Damos la bienvenida a todos los dominicanos para que participen activamente en el nuevo proceso de relaciones China-Dominicana, vamos a crear juntos las oportunidades y lograremos prosperidad y felicidad.

El chino es un pueblo humilde, y queremos aprender de los dominicanos, incluido el béisbol. ¡Vamos a trabajar juntos para dar más jonrones!

EL AUTOR ES EMBAJADOR EXTRAORDINARIO Y PLENIPOTENCIARIO DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA EN REPÚBLICA DOMINICANA

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