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PENSANDO

“Marcha de unidad”

El desfile dominicano en la ciudad de New York fue una muestra de orgullo y unidad en torno a la nacionalidad dominicana, y sobre todo, libre de diatribas, acusaciones y contra acusaciones. El desfile de la diáspora dominicana, en lo que es nuestra segunda capital en el mundo por concentrar más de un millón de dominicanos, se vio matizado por la expresión cultural de un pueblo que da respuesta a los valores más genuinos de civismo e identidad patria, por la defensa de la autodeterminación y soberanía de nuestra heroica tierra dominicana.

A los ojos de los que pudimos verlo en la República, fue un aliciente en medio de tantas confrontaciones y emplazamientos mediáticos que se hacen ya una costumbre en los medios de comunicación, quienes hacen las veces de tribunales selectivos en la lucha de intereses que la justicia, como primer poder constitucional del Estado, no ha podido dar respuesta con su justa administración al advenimiento de un sistema de derecho que fomente la equidad social como efectiva meta para una real gobernabilidad. Ver marchar a los dominicanos representados en los tres colores de su bandera, es esperanzador para un sistema que se va desgastando en los preceptos que rigen la conceptualización y donde la manipulación de las ideas se va imponiendo en contra de los valores democráticos que defienden en su espíritu el bienestar de las grandes mayorías.

Hay que pensar lo emocionante que significa marchar lejos de la tierra que nos vio nacer, por situaciones que nos obligaron al éxodo por no encontrar mejores condiciones de vida basadas en el derecho a trabajar y aspirar a un progreso que quede en nuestra propia comunidad, y desde lejos no solo aportar con nuestro trabajo esa mejoría en su calidad de vida a nuestra familia, sino expresar nuestro orgullo de ser auténticos dominicanos. En estos días en que celebramos la Restauración de la República, debemos caminar unidos en los valores cívicos y en la defensa de nuestra cultura, amenazada por nuestros históricos enemigos. Es pues propicio el momento y el ejemplo que nos dan nuestros hermanos dominicanos en el exterior, para levantar a la distancia, pero junto a ellos, nuestra bandera, nuestro escudo y nuestra cultura con orgullo y libertad.

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