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Salud, cinco años después

Hoy, al quinto año de la administración del presidente Medina, el país tiene ante sus ojos una gestión en salud que junto al logro de una de sus metas óla rectoría y vigilancia fortalecidasó tiene el reto de asumir la mejora de los servicios y la atención médico-hospitalarias que impiden la mejora de indicadores importantes.

Dos indicadores oscilan en este péndulo: el éxito logrado frente a las amenazas epidémicas de Cólera, Dengue, Zika y Chikungunya, por un lado, y la prevalencia obcecada de niveles de mortalidades materna e infantil (MM y MI) cuyos comportamientos entre los años 2013 y 2017 exponemos.

El 27 de julio del 2013 el Ministerio de Salud Pública informaba, mediante el “Boletín Semanal No. 30” correspondiente al 20-27 de julio de ese año, que la incidencia de Dengue en esa semana había incrementado 2.4 veces con relación a igual período del año 2012.

Los boletines semanales que en el período emitió la Dirección General de Epidemiología (DIGEPI) permiten cotejar la trayectoria de la salud pública y, además, graficar o “mapear” el estado de situación de la salud a los ojos del vigilante epidemiológico. Una DIGEPI fortalecida, otro logro importante.

De hecho, aquella epidemia de Dengue tuvo un impacto mucho más severo: en las primeras semanas del 2013, comparadas con igual período del 2012, los casos habían aumentado 3.45 veces; los graves, 1.82, en tanto las muertes por esta causa se quintuplicaron (5.22 veces).

Este modelo, que expone las características de uno de los factores predisponentes del estado de situación de la salud nacional óesto es la cultura política-institucionaló apunta a la posibilidad de haber iniciado la ruptura de una tradición según la cual lo político (cambios de mando) afecta la institucionalidad al recomponer los liderazgos en los eslabones funcionales. Cinco años después ósemana 30 del 2017, del 23 al 30 de julioó el país asistió a una situación diferente, muy especialmente a pesar de la coincidencia: durante el año 2016 la población sufrió otro ataque de varios virus transmitidos por el mosquito Aedes Aegypti. A un año de la plaga, y para evidenciar la ruptura de la cadena de transmisión histórica, los resultados son halagüeñamente inversos.

Aunque en las primeras 30 semanas del 2016 el número de casos de Dengue se mantuvo relativamente invariante respecto a igual período del año 2012 (2.54% menos), los datos de la DIGEPI para este tramo del año 2017 arrojan pruebas a favor de la tesis de un sistema de vigilancia y control de salud fortalecido, en el que se incluye el sistema nacional de alerta temprana.

En vez de reeditar la conducta histórica incrementando su incidencia en el año siguiente a la toma de gobierno, cambio de administración o proceso electoral, a un año de las elecciones del 2016 y del inicio de un nuevo período de gobierno el sistema de salud presenta resultados, por dichosos, diferentes.

Ante esos casos de dengue y los números de muertes por su causa registrados en el 2016, el país ha pasado a escribir otra historia o, mejor dicho, a escribirla al revés: en vez de incrementar, empujados por aquellas determinantes del estado de situación de la salud aludidos previamente, los casos de Dengue han estado cayendo de forma impresionante desde el 2016 al 2017, a juzgar por los datos del referido boletín epidemiológico de la semana 30.

El documento informa que en las primeras 30 semanas del 2017 sólo se registraron 729 casos de Dengue, casi una octava parte de los 5642 casos ocurridos en igual período del 2016.

Esta baja importante en la incidencia del Dengue es resultado directo del activismo que frente al riesgo epidémico representado por las enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes Aegypti exhibió el ente regulador de la salud del país, el Ministerio de Salud Pública, desde el año 2015.

Esta caída de la incidencia junto a que durante estas primeras 30 semanas no hay registros de muertes a causa del Dengue confirman que han sido exitosos los métodos, acciones y estrategias puestos en marcha por una gestión pública en salud orientada a la mejora de los indicadores y, muy especialmente, a incrementar la seguridad epidemiológica junto a la mejora de la atención.

Los resultados obtenidos frente al Dengue adquieren rol paradigmático porque involucra a todo el sistema de salud.

No sólo es haber bajado la incidencia de la enfermedad óen lo cual podría estar incidiendo la inmunización natural de la poblaciónó. Asistimos al logro de uno de los objetivos declarados por Salud Pública: cero muertes por Dengue. Mucho más que una consigna: una orden de alineación de los actores. Desde sus bases en las consultas y hospitalización hasta el sistema de aseguramiento. Un caso de alineación sectorial orientada a fines a resaltar porque más del 100% de la población en riesgo ante las enfermedades transmitidas por vectores está bajo la protección social del sistema público de aseguramiento dirigido a los más pobres: el Seguro de la ARS del gobierno, el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa). También el Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS) incide en estos resultados, por su nivel de incidencia sobre el estado de situación de la salud dado su rol predisponente, derivado de su función facilitadora/obstructiva del consumo privado en salud.

Una alineación que urge activar frente a los resultados que el país presenta en Mortalidad Materna (MM) y Mortalidad Infantil (MI).

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