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FUNDACIÓN SALESIANA DON BOSCO

El perdón

“Érase una vez un retiro espiritual en el que participaban unas cien personas. Uno de los dirigentes de la Parroquia predicaba sobre el PERD”N. Su mensaje le llegó al corazón de la gente; muchos de ellos derramaron lágrimas de liberación.

Al terminar el mensaje, se ofreció a los participantes la oportunidad de hacer algún comentario; un señor levantó la mano y se dirigió al predicador diciéndole:

- Mire, hermano, nunca había sentido tanta emoción al oír una prédica y la suya me conmovió. Lo felicito. Pero tengo que decirle que hace unos quince años usted me hizo algo que me disgustó tanto que, hasta ahora, cada vez que pensaba en su persona, sentía un repudio tan grande que me impedía olvidar lo sucedido. Pero hoy Dios me ha tocado el corazón a través de su mensaje y por eso me he sentido liberado. Quiero decirle que lo perdono de corazón.

Se acercó, le dio un abrazo y los participantes expresaron su alegría con un fuerte aplauso.

Tomó entonces la palabra el predicador y le dijo:

- Gracias, amigo, por perdonarme. Pero, cuando le vuelva a suceder algo semejante, perdone en seguida y saldrá usted ganando. Pues, mire, hacía quince años que usted estaba atormentado y con sentimientos de odio hacia mi persona, mientras yo vivía feliz y tranquilo, sin saber que usted tenía esos sentimientos contra mí. Perdone en seguida y se verá liberado para siempre.

En el momento sagrado de su crucifixión, Jesús, no sólo nos recuerda que hay que perdonar hasta setenta veces siete, sino que nos lo enseña, perdonando a sus verdugos, llegando al extremo de excusarlos: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”

Hace poco volví de nuevo a matricularme en la universidad, después de muchas indecisiones, y me inscribí en la Facultad del PERD”N. Es una carrera difícil y larga, que incluye muchas materias: tolerancia, respeto, dignidad, paciencia, misericordia, compasión y, la más difícil, AMOR.

Agarrado de las manos de Jesús y siguiendo su ejemplo en la cruz, creo que lograré acabar la carrera del PERD”N, sino con un summa cum laude, al menos con magna cum laude.

Lo lograré, porque el Maestro que tengo es súper excelente y enseña magistralmente a quien desea aprender. Enseña con sus palabras y con su testimonio.

El mundo necesita muchos doctores en PERD”N y yo quiero ser uno de ellos, para acabar con la idiotez de las guerras, el absurdo de las armas, el salvajismo de los pleitos, la violencia y tantas expresiones de intolerancia que impiden la fraternidad.

Padre, tu perdón lo tenemos asegurado, te pido que perdones a quienes no hemos aprendido a perdonar todavía, porque no sabemos lo que estamos haciendo.

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