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ORLANDO DICE

El perro que muerde, suelta y vuelve a morder

MORDERSE LA COLA.- La imagen que mejor pinta la opinión nacional es la del perro que gira sobre sí mismo intentando morderse la cola. Solo que el perro dominicano la muerde, la suelta y la vuelve a morder. Sería la versión dominicana del mito de Sísifo, pero en vez de subiendo, girando. Ver y creer porque el misterio no es misterio, aunque sí tiene mucho de ingenuidad. Cuando la Marcha Verde estaba en sus buenas (y no es que no lo esté) el tema haitiano irrumpió en la escena nacional. Era la invasión de siempre, o más que invasión el ir y venir de Pedro con papeles por su casa. Seguro que la obra de un ocioso, pero uno de los tantos genios que tiene el país decidió que el gobierno quería distraer, entretener, de manera que la población de olvidara de la cruzada contra la corrupción y la impunidad. Daba el caso, y es lo interesante, que los denunciantes de esa toma de territorio lo hacían con camisetas verdes y leyendas que atribuían esa situación a la corrupción y la impunidad del gobierno. La confusión por tanto era más gorda que el brazo. ¿Podía el gobierno infiltrar el movimiento, introducir una consigna nueva y darse golpes en la calle?

LA FASCINACION.- Cuando la “fábula” haitiana estaba en su mejor momento, y una trabajadora (haitiana, por demás) develó a la persona con quien trabaja en el país el plan de una invasión militar, apareció por encanto otro de los temas que fascinan al dominicano. La reelección. Entonces se dijo como antes que era una maniobra del gobierno para librarse del acoso por la decisión de extender un año más la regularización de extranjeros. Esto es, dar una prórroga al haitiano. De la reelección habla ahora todo el mundo, aun cuando las marchas siguen barrio por barrio o pueblo por pueblo, y los haitianos se inventan la “camiona” y se recogen en lo que pasa la fiebre. Saben que no va a llegar a 40 grados, que no van a tener que guardar cama, y si al dominicano le complace el can, que sea feliz todo el tiempo que quiera...

LOS GENIOS DE LA SAMBA.- El fenómeno no se puede negar. Marcha contra la corrupción y la impunidad, invasión haitiana como parte de la corrupción y la impunidad, y reelección como consecuencia de la corrupción y la impunidad. Corrupción e impunidad por doquier, pero por doquier también manipulación ingeniosa y efectiva. Antes el gobierno tenía a Joao Santana, todo un genio del mal, capaz de por lo menos multiplicar los peces, y a un candidato sin pueblo, sin partido, sin seguidores como Danilo Medina, ponerlo a ganar con más de 60 %. Se hace cuesta arriba pensar que las autoridades brasileñas permitan que siga prestando sus servicios desde sus habitaciones, desde su casa, desde Brasil. Tampoco que los actuales colaboradores del gobierno tengan las mismas destrezas, y entre todos Roberto Rodríguez de Marchena, quien al parecer nunca tuvo tratos con los genios de la Samba.

LA MANIPULACION.-Estas apreciaciones son importantes porque al parecer los dominicanos están viviendo en una burbuja, en que todo es posible, o el genio se salió de la botella y no hay manera de volverlo a meter. El dominicano todo lo cree y al dominicano lo manipulan como a un niño que ni siquiera estudia en kindergarden. La corrupción como tema figuraba en puestos bajos del lineup y ahora entre los primeros cuatro en orden al bate. Se dirá que conciencia, pero un poco Odebrecht y el resto reacción de los Verde. Si dijera que moda los dientes me morderían la lengua. Ahora, lo de los haitianos y la reelección ¿cómo se cae al medio de la calle e intenta sacar de circulación a los Verde y su picnic nacional? Un día me dio por escepticismo, pero pensando bien consideré más apropiado el cinismo. La situación es fácil de entender, solo que todo el mundo se afana en complicarla.

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