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VIVENCIAS

Arrepentimiento sincero

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Juan Francisco Puello HerreraSanto Domingo

Para los que creemos en verdad que después de este valladar llamado vida temporal hay una vida eterna, entendemos, que solo una persona puede escapar a su condenación cuando asume desde su realidad la disposición a convertirse a Dios.

Tal parece que este no es plan de muchos que estando en lecho de muerte no buscan reconciliarse con todos aquellos que fueron víctimas de sus mentiras, maquinaciones y falta de escrúpulos para hacer daño. Sobre el particular analizaba un curioso que de ser cierto esto, aquellos que tuvieran la valentía de convocar alrededor de su lecho a los que han perjudicado para confesar sus desatinos, habría que acordonar varias calles alrededor de su vivienda para que no se aglomerara la multitud reunida, que recibiría la manifestación de arrepentimiento.

Para Cervantes un “buen arrepentimiento es la mejor medicina que tienen las enfermedades del alma”. Pero quien no es capaz de llorar con el alma el mal que ha ocasionado a otros no escapará a quemarse en el fuego que le espera al finalizar sus días en esta tierra de incertidumbres.

Nadie puede iniciar un camino hacia el bien si su meta era perseguir reconocimientos para estar mejor posicionado a la hora de repartir los títulos de grados en su respectiva área. Pero la mala pasada que el destino juega a quien ha comprado tan caro aquello que no ha sido capaz de arrepentirse es una incógnita. San Isidoro de Sevilla tan presente en cursos donde se anuncia la presencia de Jesús, señalaba que no “hay cosa peor que reconocer la culpa y no llorarla”. Por esta razón el arrepentimiento debe manifestarse con la expresa voluntad de enmendar los errores cometidos y no bajo la falsa apariencia de gemidos que no dicen nada. El dolor por el deseo incumplido de no reparar el daño hecho a otros es una carga que no puede sostenerse por mucho tiempo a la hora de dar el paso final hacia la otra vida, la verdadera. Con razón decía Voltaire que todos andamos descarriados, pero el menos imprudente es aquel que más pronto llega a arrepentirse.

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