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FUERA DE CÁMARA

Un líder católico

El cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, es uno de los grandes líderes regionales que tiene la Iglesia Católica en América Latina. En los dos últimos cónclaves estuvo a punto de ser elegido el primer Papa americano.

Quiere mucho a la República Dominicana, donde ha estado ayudando a los pobres de los barrios deprimidos, a los reclusos desamparados y a los enfermos sin medicinas. En el plano académico se le considera un erudito de vocación docente y ascendiente social.

Un día, encontrándose en tratamiento odontológico en los Estados Unidos, el presidente de su país lo sorprendió designándolo jefe de la Policía hondureña por su penetración en los barrios más empobrecidos y peligrosos de Tegucigalpa. Era la única autoridad que podía penetrar a algunos sectores marginados controlados por los grupos de delincuentes más sanguinarios y peligrosos. En poco tiempo pacificó el país y entonces renunció y regresó a su misión pastoral.

Es muy amigo del cardenal López Rodríguez, de Agripino Núñez y de Roberto Santana, a quien quiere conquistar para que instale en Honduras un nuevo sistema carcelario, como hizo aquí.

El pasado martes el canciller Miguel Vargas le impuso la condecoración de la orden Heráldica de Cristóbal Colón -que previamente le había otorgado el gobierno dominicano-, aprovechando una visita oficial a Honduras.

... Conocer al cardenal Las palabras del canciller dominicano agradaron al cardenal Rodríguez Maradiaga:

“Vengo del Caribe bravío con la gran ilusión de conocer al cardenal Rodríguez Maradiaga, líder de la Iglesia Católica Latinoamericana, que en dos ocasiones estuvo a un tris de convertirse en el primer Papa del continente Americano y que con proverbial sencillez ha insistido en que no sería un Santo Padre adecuado para estos tiempos.

“Se trata de una figura carismática que ha asentado su liderazgo en los sectores más vulnerables y carenciados de los pueblos latinoamericanos donde ha llegado no sólo con su voz prestigiosa como pastor de almas, sino también con su mano generosa para mitigar el hambre y la sed, y con medicinas para atenuar las dolencias físicas a los privados de libertad”.

El canciller dominicano resaltó que en sus afanes pastorales el cardenal llegó por primera vez a la República Dominicana hace ya muchos años prodigando ayuda humanitaria en los barrios de Santo Domingo, en las cárceles y en los hospitales.

Con sus prédicas constantes, dijo Vargas, el cardenal Rodríguez Maradiaga logró el inicio de lo que hoy se considera como modelo en América Latina de un nuevo sistema penitenciario cuya implementación se inició en nuestro país hace ya una década y que en tan corto período alcanza casi el 40% de la población carcelaria.

Respeto y admiración En su país, el cardenal Oscar Andrés es una figura de gran respeto y admiración, al igual que lo es en el resto de las naciones latinoamericanas que valoran su labor pastoral de tantos años entregado a la feligresía de la Iglesia, abogando por una mayor equidad social, reprochando con dureza la violencia y el pandillerismo callejero.

Ha sido en atención a esos merecimientos que el Estado Dominicano ha concedido al cardenal Rodríguez Maradiaga la condecoración con la Orden Heráldica de Cristóbal Colón. Al imponerle la distinción en el Palacio de Gobierno de honduras, el canciller dominicano dijo:

“En lo personal, distinguido cardenal, constituye un gran honor para mí haber tenido la honrosa oportunidad de conocerle personalmente en ocasión de cumplir esta encomienda de mi gobierno, al tiempo en que he sido depositario de un saludo fraterno del Presidente de la República Dominicana, Danilo Medina”. “Puedo garantizarle, señor cardenal, que la República Dominicana le está eternamente agradecida y le recordará por siempre”.

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