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FUNDACIÓN SALESIANA DON BOSCO

Abajo las armas

Tenemos derecho a vivir en un mundo sin armas, a exigir el desarme mundial y de nuestro país. La paz es la meta a lograr a nivel personal, en la familia, en el barrio, en el país y a nivel internacional. Sin paz no hay vida digna ni felicidad.

La paz no se puede lograr si se ve amenazada por las armas.

La violencia armada es signo de odio, enemistad y rechazo de los demás; es un obstáculo para lograr la paz.

Las armas y la paz son antagónicas; no pueden caminar juntas.

El armamentismo crece, dejando muerte por doquier, poniendo en peligro el derecho a la vida, a la paz y la seguridad ciudadana. Así no se puede seguir, tenemos derecho a acabar con las armas, para poder vivir.

Las armas no resuelven los problemas, más bien los agravan. Y mientras más gente adquiera armas con la ilusión de defenderse, más trágicos serán los acontecimientos de los que seremos testigos y más incontrolable será el control de armas ilegales y el contrabando.

Para lograr el desarme todos tenemos que ceder, especialmente aquellas personas que con su actitud, acciones y con su miedo fomentan el recurso a las armas.

El multimillonario negocio de las armas debe terminar en el mundo. A quienes en el país se dedican a este negocio, les recomiendo que cambien la forma de ganarse el pan. No es justo ganarse el pan con la sangre del de enfrente.

También el Estado dominicano debe ceder y romper con la contradicción tan evidente de realizar operativos de desarme, mientras, por otra parte, facilita el porte y tenencia de armas, justificándolas con una simple licencia, donde lo más importante es el pago del impuesto.

Con licencia o sin licencia, legales o ilegales, las armas matan igual.

Otorgar licencia para el porte y tenencia de armas es una forma de fomentar el recurso a las armas y de crear un descontrol en la sociedad; pues, quien anda armado, no se sabe si tiene licencia o no.

El Estado se lucra de las licencias que se otorgan para las armas y esto es inmoral, pues ninguna persona, física o jurídica, puede recaudar fondos por algo que esencialmente ha sido fabricado para matar y para cercenar el derecho a la vida.

Si seguimos el criterio de armarnos para “defendernos”, todo el país se llenará de armas. Quien no obtenga el arma legalmente lo hará en forma ilegal, que para el caso es lo mismo.

Hay que desarmarse. Todavía estamos a tiempo, luego será muy tarde. Hay que acabar con las armas o las armas acabarán con nosotros.

Tenemos derecho a vivir en un mundo sin armas.

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